sábado, 12 de junio de 2010

Ana María Matute «El libro no morirá porque es un objeto perfecto»


-Literatura y vida. Dos cosas que usted no puede separar...
-Yo no. Habrá algún escritor que pueda, aunque creo que pocos. Pero eso no quiere decir que haya escrito mi vida, nunca he escrito una novela autobiográfica... aunque estoy dentro de todos mis libros.
-Dice que escribe para encontrarse a sí misma y su lugar en el mundo... ¿Cómo va la búsqueda?
Ya me encontré hace tiempo... pero me rechacé y me volví a encontrar. Me he encontrado y reencontrado muchas veces, pero siempre queda un rinconcito... Queda como un ansia, porque el ser humano siempre persigue algo que no sabe lo que es... y eso ayuda vivir.
-¿Cómo se mantiene la inocencia en un mundo que se empeña en darnos guantazos?
- Es muy difícil mantener la inocencia, pero es una actitud frente a la vida. La tiene quien no ha perdido del todo la infancia, que es una época que nos marca, una etapa de formación... y de deformación. Se es inocente por naturaleza.
- ¿Esa pérdida de la inocencia es algo de ahora?
- No, en cuanto a sentimientos no hay nada nuevo ahora. Hay costumbres, pero los sentimientos están intactos, como los de Adán y Eva –si existieron, claro–. Cuando se enamoran un chico y una chica lo hacen como Romeo y Julieta.
- Y pobre del que no se enamore como Romeo y Julieta..
- Ya lo creo. Yo me enamoré así y ya tenía treintaitantos años. Y me duró 28 años. Fue terrible perderlo.
- ¿Hay algo después de esta vida?
Eso me ha hecho llegar a los 85 años... Yo espero que sí, aunque lo único seguro es la muerte. Es bonito creer, y si luego no hay nada, tú lo has pasado bien creyendo que sí. Es que mi alma... ¿adónde va? Tiene que ir a algún sitio. Mis deseos, mis sueños, mi amor...
- ¿Qué es lo más maravilloso que ha visto en los mundos a los va?
- Tantas maravillas... En el mundo hay cosas maravillosas y cosas que son todo lo contrario, como la guerra. Yo intento quedarme con lo bueno, aunque me han hecho unas putadas tremendas. Eso sí, puedo decir que nunca me he aburrido.
- Usted siempre ha sido una defensora de los cuentos, y hace poco la ministra de Igualdad decía que había que cambiarlos.
- Es que esa señora no se ha enterado de nada. Ha leído los cuentos y no se ha enterado. Las princesas de los cuentos nunca han existido, pero tienen un significado mucho más profundo de lo que ella se imagina. Y los niños son más listos y más inteligentes de lo que nos pensamos. Yo de pequeña no me imaginaba a Blancanieves como yo o mis amiguitas... y así aprendía de otras épocas.
- ¿Envidia algo de los niños de hoy en día?
- La libertad. Aunque es un arma de doble filo. Nos hemos pasado un poco de la raya, y empezando por mí, por mi hijo... ¡que ahora se ha convertido en mi padre!
- Dice que la palabra es lo más bello, pero ¿alguna no le gusta?
- Hay muchas, pero una es sobaco. Habiendo una palabra tan bonita como axila, no sé por qué hay que decir sobaco, suena a sudor.
- ¿Qué hace cuando no escribe?
- ¡Vaguear! Y tomar copitas con los amigos. Bueno, y leer mucho, porque cuando escribo no leo, y se me forman unas pilas...
- ¿Entiende a quien dice que no le gusta leer?
- Lo puedo entender pero no compartir. A mi por ejemplo no me gustan los deportes y no por eso son malos. El fútbol me deja indiferente. Tengo una hermana que es culé, y por ella prefiero que gane el Barça, pero por mí... que gane Vladivostok. Me da igual.
- ¿Se imagina leyendo un libro en una pantalla?
- Últimamente me han enseñado unas pantallas más pequeñas que no están tan mal. Aunque yo no dejaré de leer en papel, con ese olor... El libro no morirá. Es un objeto tan perfecto, tan bien hecho... aparte de lo que guarda.
- ¿Qué quiere ser de mayor?
- Me gusta ser escritora. Aunque si no, sería carpintera. Me encanta el olor de la madera, y una vez hice un altillo... y no se mató nadie (ríe). Desde pequeña me gustaba fabricar cosas con las manos. Y pintar. En mi casa todos creían que sería pintora. Me gusta la pintura y los lápices de colores. Tengo centenares de cajas... pero que no se entere mi hijo.
- Siempre ha dicho que cree en las hadas y los gnomos... ¿Los ha visto alguna vez? ¿Cómo son?
- Sí. Y son... pues como son ellos. Hay un ilustrador inglés que se llamaba Arthur Rackham... y son tal como los dibujaba. Alguien dijo que había visto a las hadas, y es verdad. Hadas que no son las del cucurucho, ¿eh? Nada que ver.
- ¿Las veremos si miramos bien?
- No todos. El que no cree en ellas nunca podrá verlas. Hay que querer creer. Tú también las has visto, ¿verdad? Eso se nota...

12-6-10 http://www.levante-emv.com

Monstruos de la literatura infantil

Cuentistas e ilustradores protagonizan un auténtico 'boom' en los países nórdicos. Los altos índices de lectura y escolarización ayudan al auge

Garmann es un niño rubio con pecas y cara de estar siempre tramando algo. Un chaval rebosante de curiosidad y el protagonista de las más rocambolescas aventuras. Y su triunfo en Noruega bien podría servir de punta a un iceberg literario: el del tremendo fenómeno de las novelas infantiles y juveniles llegadas del frío de los países nórdicos, invitados esta edición a la Feria del Libro de Madrid, cuyas casetas echan mañana el cierre en el Retiro.

Las idas y venidas de Garmann invaden las librerías y sacian el ansia novelesca de los fans en sus primeros balbuceos lectores, asunto en que los países nórdicos son verdaderas potencias. Eso se debe en parte a la tradición de transmisores entre generaciones de fantásticas aventuras de islandeses, daneses o suecos.

Los ilustradores y creadores de cuentos son por aquellos lares respetados por su capacidad de transmitir a los niños la pasión por la ficción y la práctica del estímulo de la imaginación. Finlandia, sin ir más lejos, es unos de los países con mejores niveles de educación. De las 3.579 escuelas de educación básica con las que cuenta este país de 5,3 millones de habitantes, tan solo 27 son privadas. Y eso se debe, según los expertos, a las armas de ficción con las que los más pequeños se ven dotados desde sus primeros pasos educativos.

La investigadora y "especialista en interculturalidad" Tarja Ehnqvist, finlandesa, subraya que, en su país, "el 99,7% de los 586.381 alumnos terminan la enseñanza básica". "El fracaso escolar es casi inexistente", sentencia. ¿Y las razones del éxito? "La unidad y la equidad del sistema escolar; los recursos socio-culturales, con 2.000 bibliotecas públicas, que ofrecen 7.226 volúmenes por cada 1.000 habitantes. Y la selección y formación del profesorado".

A esas claves cabe añadir también el amor por la lectura que se transmite en familia. En el siglo XIX, los finlandeses se podían casar solamente si sabían leer y escribir. "A buenos lectores, mejores redactores y también mejores conocedores del mundo", afirma la investigadora.

Y es ahí donde empieza el trabajo de personas como la ilustradora Hanne Bartholin, danesa, autora de las imágenes de El zorro rojo. Se muestra satisfecha de que sus obras en la literatura infantil "se hayan equiparado al de los escritores": "Me gusta trabajar con aquellas personas que me dejan un espacio a mi creatividad". "La situación ideal", explica, "es cuando las palabras bailan al unísono con los dibujos, es entonces cuando el ensamblaje funciona y el lector lo pilla al instante". La ilustradora considera que el libro infantil es "mágico". "Tanto las portadas como las contras son el envoltorio, y cuando abres las primeras páginas, si el cuento está bien hecho, te introduces en un universo que te seduce y te guía hasta el final casi sin darte cuenta".

Áslaug Jónsdóttir (Islandia)-ilustradora-, Rakel Helmsdal (islas Feroes) -escritora- y Kalle Guettler (Suecia) -escritor- conocen bien ese trabajo en equipo que en la mayoría de las ocasiones es la literatura infantil y juvenil. Ellos son los creadores de las obras ¡No! Y el pequeño monstruo dijo no y Los monstruos grandes no lloran, editados en España por Beascoa. Tienen una forma especial de trabajar. Escriben y dibujan cada uno en su país los cuentos que van editar ese año, se mandan miles de correos electrónicos y una vez al año se reúnen para cotejar en directo el resultado que saldrá al mercado. En la creación de medio libro invierten cerca de tres años. "Es un proceso lento, pero nos está dando buenos resultados. Cada uno escribe una idea y la comentamos a través de correo electrónico, y eso nos da mucho juego para debatir". No hay que olvidar que los guiones los escriben en tres idiomas diferentes.

La islandesa Jónsdóttir cree que los ilustradores nórdicos son más osados y los editores están inclinados a las apuestas fuertes más que los españoles. "También es verdad", puntualiza Guettler, "que el nivel de lectura en los colegios en Suecia o Finlandia es muy elevado, y eso te permite ser más creativo, al saber que hay mercado que demanda tu libro".

Rakel Helmsdal, por su parte, escribe, además de los libros de monstruos, novelas para niños de 10 años, obras de teatro y cuentos cortos para adultos. Admite que ella y sus compañeros de gremio no han llegado en masa al lector español como sus compañeros de novela negra. Pero es indudable que se están haciendo un hueco importante entre los pequeños lectores españoles. Su fórmula es la apuesta por buenos textos con excelentes ilustraciones. Y con una receta así hasta los grandes monstruos pueden no resultar tan malos.

12-6-10 El País