lunes, 17 de mayo de 2010

'LA MEMORIA DE LOS CUENTOS'

Un libro recoge los cuentos populares transmitidos por tradición oral


Para recuperar y preservar todos estos cuentos que nos han llegado a través de la tradición oral y que son parte fundamental de la Historia de la Literatura, la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales edita, en el marco de la Presidencia Española de la UE, 'La memoria de los cuentos. Los últimos narradores orales'.
El objetivo del proyecto es poner en valor uno de los mayores tesoros de la cultura popular española, la de los cuentos que se han transmitido durante siglos en el seno de la familia, de la tertulia campesina o del patio de vecindad.

Para realizar este proyecto, el editor de la publicación, Antonio Rodríguez Almodóvar y José Luis López Linares han recorrido la geografía española para localizar y entrevistar a algunos de los últimos portadores de este patrimonio imaterial de la humanidad.

El libro -que va acompañado de un documental- reúne una treintena de relatos contados por nueve narradores de entre setenta y noventa años en su lengua o habla local: castellano, gallego, menorquín, andaluz. Con ellos podemos comprobar que las mismas historias se encuentran en puntos muy alejados geográficamente.

17/5/10 Antena 3noticias

viernes, 14 de mayo de 2010

'Cuentacuentos', la web para pequeños escritores


Cuentacuentos' es un portal en el que los más pequeños son los protagonistas. La web permite a los usuarios escribir y editar cada página de su propio cuento. Una vez terminadas, las historias pasan a formar parte de la base de datos, de modo que se crea una 'biblioteca' virtual en la que acceder al trabajo de los demás miembros.
Construir un cuento es muy sencillo: sólo hay que ir creando páginas con el texto correspondiente, y combinar los diferentes escenarios, personajes y objetos disponibles. Además, el texto puede editarse de distintas formas, y existe incluso la posibilidad de crear 'bocadillos' para simular diálogo entre los personajes, logrando darle un formato de cómic a la historia.
Una vez terminado el proceso, los cuentos pueden enviarse a un amigo, imprimirse en color o en blanco y negro (esto permite colorearlos a gusto del consumidor) o, incluso, ser escuchados. Todos los cuentos creados están disponibles para que los otros usuarios disfruten de ellos.
Además, 'Cuentacuentos' tiene constancia de cuáles son las historias más visitadas, y guarda una clasificación temática para que el lector pueda buscar con más facilidad: clásicos, de hadas, fábulas, leyendas e incluso textos en verso.
Esta aplicación ya es utilizada por muchas escuelas de todo el mundo, y cuenta con un amplio abanco de características que la hacen, tal y como afirma la propia web, "divertida y creativa".
+ info:
http://www.cuentacuentos.es/

martes, 11 de mayo de 2010

Los cuentos forman la mente del niño

Felicidad Orquín es de esas personas que han logrado ser incuestionables por todo un sector profesional que la considera un referente indiscutible, incluso internacionalmente. En este caso, en el del mundo de la literatura infantil y juvenil, al que sigue ligada.

Como editora creó y dirigió la colección Labor Bolsillo Juvenil, así como Austral Juvenil y Austral Infantil en la editorial Espasa-Calpe, donde también dirigió la colección de ensayo Espasa-Mañana y fue directora literaria. También destaca como investigadora y crítica de literatura infantil, labor esta última por la que recibió el Primer Premio Nacional de Crítica de Literatura Infantil, en 1980.

Orquín, además, ha estado implicada con los movimientos de renovación pedagógica y feministas de los años setenta. De hecho, otra vertiente de sus actividades es la relacionada con temas de género, escritura femenina, las imágenes sexistas en los libros para niños o el espacio social de las mujeres.

Aunque se muestra prudente, no deja de mostrarse sorprendida de que alguien considere la posibilidad de vetar cuentos de la narrativa tradicional. Piensa que forma parte de ciertos abusos en nombre de lo políticamente correcto. Está de acuerdo en que se busquen otras fórmulas, otros relatos que, en la literatura para los pequeños, otorguen a la mujer y a la niña otro papel más igualitario, pero sin renunciar nunca a los cuentos que ya existen. Recuerda que eso se inició en años setenta y ochenta del pasado siglo, como la colección A favor de las niñas: "Pero no se puede deconstruir la narrativa tradicional, sino crear otros cuentos feministas, porque, además, no se trata de invertir los roles, sino crear desde una mirada feminista nuevos valores".

Quiere dejar claro que todos los cuentos de la narrativa tradicional, y muchos de los actuales, son sexistas en cuanto proceden de una sociedad patriarcal: "Como en gran medida es actualmente la nuestra. Pero lo que hay que preguntarse es el valor que, no obstante, tienen estos relatos para los niños y niñas".

Según ella, el primero que se lo preguntó de manera casi científica fue Bruno Bettelheim (1903-1990), escritor y psicólogo infantil, en su libro Psicoanálisis de los cuentos de hadas, publicado en 1975: "Toda la concepción de la bondad positiva de estos cuentos parte del análisis que él hizo, donde hacía especial hincapié en la importancia que estos relatos tenían para la formación moral e intelectual de los niños; no hay que perder de vista que eso es lo fundamental".

Orquín, como otros expertos, tiene claro que el cuento de hadas le ofrece al niño de una forma simbólica materiales para entender sus sentimientos: "Hay que pensar que el libro de Bettelheim se escribe después de todas las teorías de Freud, y por entonces ya se sabe cuáles son los sentimientos de los niños y cuáles son sus sufrimientos".

Sostiene Orquín que estos cuentos de hadas, en mayor medida que cualquier cuento contemporáneo, ayudan al niño a un mayor crecimiento psicológico "porque estos cuentos tratan de cosas que el niño siente dentro, aunque no es capaz de ponerle nombre, como es la rivalidad, el narcisismo... Estos cuentos le presentan imágenes con las que se puede identificar y el niño o niña puede ir eligiendo lo más positivo, o lo que está más de acuerdo con su personalidad".

Por otra parte, no pierde de vista que hay que tener en cuenta que estos cuentos proceden de la tradición oral, ya que Vladimir Propp, en su libro Raíces históricas del cuento, estudia estos cuentos maravillosos de hadas, a los que se puede considerar la prehistoria de la humanidad: "Todos ellos son universales, porque se dan con variantes en todos los países, son figuras que hay que considerar arquetipos".

"Por eso en el siglo XVII un hombre culto de la corte, como Perrault, toma estos cuentos de aquellos populares que había oído a su niñera, y hace una colección de clásicos que se mantienen ahora, como La bella durmiente, Caperucita o Piel de asno, que recogen esas experiencias subconscientes de iniciación para niños y niños. No hay más que recordar Caperucita, cuento que termina con una moraleja con la que se advierte a las niñas para que se defiendan frente a los hombres mayores que pueden perseguirlas", concluye Orquín, quien sostiene que los estereotipos que aparecen en las mujeres de estos cuentos no son sexistas, ya que las figuras femeninas, tanto las bondadosas como las malvadas, tienen un papel y, a veces, el más activo.

El País 10-4-10

Blancanieves censurada

Ha hecho falta que Zapatero creara un Ministerio de la Igualdad y que Bibiana Aido se pusiera al frente del mismo para que nuestros próceres descubrieran que los cuentos con los que nos hemos dormido muchas generaciones de este país eran sexistas. ¡Vaya perspicacia!

Son sexistas como lo es la sociedad actual. Lo lamentable es que las historias, o el trasfondo que narran Blancanieves, la Cenicienta, Caperucita Roja y tantos cuentos de Hadas, sigan teniendo vigencia en el siglo XXI.

Pero ahora la ministra de Igualdad ha dado con la clave para arreglar el problema: hacer una campaña institucional contra este tipo de lecturas, arrinconar la literatura clásica para fomentar cuentos modernos donde las niñas tengan un papel relevante. Menos mal que, de momento, lo políticamente correcto no les ha llevado a aconsejar la quema de los ejemplares de estas inocentes historias infantiles.

Porque, según bastantes expertos en pedagogía infantil, los cuentos tradicionales como Cenicienta o Cabeza de Asno o los recopilados por Perrault, además de su componente sexista, que lo tienen, introducen al niño en un mundo mágico, estimulan su fantasía y le aportan valores como la bondad y la generosidad.

Algo tendrán estos cuentos, que viene de la tradición oral y cuya vida se remonta a muyos siglos atrás, formando parte de nuestro mas importante patrimonio cultural, como para que, todavía hoy, sigan siendo los más vendidos.

Antes de censurar unos cuentos ¿no se le ha pasado por la cabeza a la ministra Aido el proponer a los docentes una lectura pedagógica y moderna de los mismos, explicando los roles de princesas y príncipes, Blancanieves y enanitos, a día de hoy?

El problema más grave de los niños de 2010 no es el sueño envenenado de Blancanieves y su salvación por un beso principesco, sino la dificultad para aficionarlos a la lectura y su adicción al mundo de las maquinitas, donde los juegos son violentos además de escandalosamente sexistas.

Lo grave, lo realmente grave, es el espectáculo de utilización de la mujer como un objeto de consumo que la publicidad comercial hace en los anuncios de televisión, aparato al que los niños permanecen enganchados demasiadas horas al día.

Lamentablemente Caperucita, que era una fábula donde se advertía a las niñas para que desconfiaran de los hombres desconocidos que se les aproximaban, les acompaña muy pocos años en su vida. Los videojuegos y la televisión les conducen por todo el camino de la adolescencia. Frente a ese riesgo el Ministerio de Igualdad no parece tan preocupado.

Victoria Lafora 11/4/10

domingo, 9 de mayo de 2010

La eterna juventud de PETER PAN


Hoy hace 150 años nació J. M. Barrie, creador del personaje
Hoy puede ser un buen día para visitar los jardines de Kensington, en Londres, y detenerse un momento ante la escultura de bronce que representa a Peter Pan tocando la flauta. En un día como hoy, hace exactamente 150 años, nació James Matthew Barrie, el escritor escocés que dio vida al niño que no quería crecer y que, más allá del éxito literario, se ha convertido en el arquetipo de una determinada conducta que incluso da nombre, en psicología, a un síndrome que define los problemas para alcanzar la madurez que sacuden al hombre contemporáneo.

Poco sospechaba J. M. Barrie cuando estrenó, en 1904, la obra teatral Peter Pan o el niño que no quería crecer que su personaje se iba a convertir en un mito. Por aquel entonces, un celoso George Bernard Shaw dijo que se trataba de un "engañabobos para niños escrita por un adulto". El personaje ya había aparecido, dos años antes, en la novela El pajarito blanco, donde Barrie lo ideó como un bebé de siete días - con aspecto de niño y alma de pájaro-que huía a los jardines de Kensington. Tras el éxito de la obra teatral, en 1911 apareció la novela Peter Pan y Wendy.

Para Joan Riambau, uno de los traductores de la obra al español, además de prologuista de la edición de Edhasa - de donde proceden las imágenes de estas páginas-,la seducción que irradia el niño eterno radica en que "Nunca Jamás es el territorio idílico de las ensoñaciones infantiles, el lugar mágico donde todo puede ser de mentirijillas, desde el amor hasta la familia, desde los jue-gos hasta la comida". En el fondo, la obra trata "sobre cómo preservar el mundo imaginario propio de esa edad". De cómo mantener la magia en nuestras vidas, cómo rebelarse ante la rutina. Peter Pan "se niega a afrontar el destino convencional que para él prevén su madre o la madre de Wendy".

La vida de Barrie no fue fácil. La muerte de su hermano David a los 13 años, en un accidente de patinaje, traumatizó a su madre hasta tal punto que la mujer despreció a su hijo vivo, que solamente se sentía querido cuando se disfrazaba de su hermano muerto. Con serios problemas sexuales - no está claro si se trataba de impotencia o de un enanismo psicogenético que impidió que se le desarrollaran los genitales-,Barrie murió virgen. Un día, este hombre de 1,47 m de estatura, paseando - cómo no-por los jardines de Kensington, conoció a los hijos de Arthur y Sylvia Llewellyn Davies y "adoptó aquella familia como propia", en expresión de Silvia Herreros de Tejada (1975), autora del ensayo Todos crecen menos Peter (Lengua de Trapo). Aquellos niños (George, John, Michael y Peter) acabarían apareciendo en la novela con sus nombres. Cuando los padres murieron, Barrie adoptó a los críos, que afrontaron lo que Riambau llama "su trágico destino". George murió en combate en la Primera Guerra Mundial. Michael se ahogó en un accidente, que algunos siguen viendo como un suicidio. Y Peter se suicidó lanzándose al metro de Londres.

Un amor exacerbado. Para Herreros, "este personaje fue la gran fantasía compensatoria de su autor, cumplía los sueños que él había tenido para sí mismo: no crecer nunca y no tener que enfrentarse a los problemas de este mundo, casarse y formar una familia. La adopción de los hijos de sus amigos fue ideal: así tenía una familia sin haber tenido que intervenir sexualmente". Herreros cree que hoy Barrie habría causado escándalo "porque el narrador de El pajarito blanco, una novela que se ha quedado antigua, demasiado cursi, es un señor que quiere robar a un niño que ha conocido en un parque. Y hoy ese amor exacerbado por los niños lo trataríamos de paidófilo. Pero en la época no, de hecho todas las madres iban como locas por los parques buscando a Barrie para que se hiciera amigo de sus hijos".

El psicólogo Antoni Bolinches (Barcelona, 1947) acaba de publicar Peter Pan puede crecer (Grijalbo), obra donde analiza el llamado síndrome de Peter Pan. Explica que, cuando Dan Kiley desarrolló en 1983 los elementos básicos de esta anomalía del comportamiento, "se trataba de un problema minoritario. Sin embargo, hoy en día afecta alrededor del 50% de la población masculina de Occidente, en mayor o menor grado. El problema es grave". Su consulta está llena de hombres inmaduros y con miedo al compromiso, que acuden a veces solos pero a menudo arrastrados por sus parejas. "El hombre Peter Pan - afirma-es un subgrupo de hombre inmaduro, con unas características específicas, dañinas para él y para su entorno. Inmaduros lo somos todos en la juventud pero la madurez es la evolución deseable, implica asumir las cosas que nos van ocurriendo. Necesitamos un tiempo, unos años, para que se produzca".

¿Por qué la inmadurez se ha convertido en una epidemia? Las razones sociológicas que apunta Bolinches son "el modelo de sociedad consumista, que ha creado una idea de felicidad en la que se requiere poco esfuerzo para conseguir las cosas, y un estilo de educación excesivamente permisivo, no se educa a los jóvenes en la cultura de la resistencia a la frustración. Vivimos en una cultura hedonista y hay que ir hacia una cultura del esfuerzo”. Bolinches, que cree que Barrie
“expresó en Peter Pan sus fantasmas personales”, duda que sus traumas psicológicos le impidieran crecer físicamente, como han afirmado algunos: “En su caso yo diría lo contrario, que el no haber crecido le hizo refugiarse todavía más en un mundo infantil”. Tampoco cree que torturara de algún modo a sus hijos adoptivos hasta el suicidio: “Lo de estas muertes parece más bien un ejemplo de alguien que obtiene una fama vicaria, por algo que no se ha ganado él mismo con su esfuerzo, el síndrome del padre famoso”. “Los peterpans de nuestros días –prosigue el psicólogo– son poco responsables en el ámbito de las relaciones amorosas,vuelan de flor en flor. No quieren sufrir, no se sintieron suficientemente queridos en otras situaciones y no están en condiciones de registrar un nuevo desengaño, así que no se ilusionan”. En Nunca Jamás, Wendy sugiere a Peter Pan que pueden ser una pareja. “Él se entretiene con Wendy mientras ella está –señala Herreros de Tejada–, pero cuando ella le propone ir más allá, él inmediatamente salta y deja claro que no, que aquello es un juego y que no quiere saber nada”. Pero ¿no se puede ser feliz siendo un Peter Pan? “Hasta los 30 y pico años pueden seguir evadiéndose
–responde Bolinches–, pero por lo general llega un momento en la vida en que ellos mismos se
preguntan qué les está pasando”. Juventud 1, ancianidad 0. Rodrigo Fresán (Buenos Aires, 1963)
es autor de la novela Jardines de Kensington (Mondadori), basada
en la vida de J.M. Barrie y ya traducida en Inglaterra y EE.UU. Una de las autoras que han elogiado a Fresán es la gran dama de las letras británicas, A.S. Byatt, quien a su vez acaba de publicar El libro de los niños (Lumen), monumental novela –donde también aparece
Barrie– centrada en una escritora de libros infantiles de la época. Para Fresán, “no es casual que el personaje de Peter Pan aparezca al final de la era victoriana y el advenimiento de la
era eduardiana, donde explota el paradigma de la juventud eterna, también con Drácula de Bram
Stoker, El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde o Ella de Henry Rider Haggard. La juventud se
convierte en valor y retrocede la idea de la ancianidad como sabiduría.
En mi novela asocio esa época con los años 60, el swinging London, cuando aparecen los rockers, que son peterpans auténticos, y grupos como los Rolling cantan a la satisfacción y a morir antes de llegar a viejo.Yen eso estamos ahora... todavía”. En cualquier caso, hoy, domingo de aniversario, es un buen día para jugar con nuestros niños y soñar con el País de Nunca Jamás, ese lugar de piratas, sirenas y niños perdidos en el que todos hemos estado alguna vez. Mañana,
lunes, ya volveremos al trabajo.

XAVI AYÉN
La Vanguardia 9-9-10

La psicóloga Begoña Ibarrola afirma que dedicar tiempo a los cuentos refuerza el vínculo emocional entre padres e hijos

Recomienda una selección adecuada de cuentos clásicos y actuales para educar a los menores en valores y emociones
La psicóloga y escritora Begoña Ibarrola defiende que dedicar tiempo a los cuentos refuerza el vínculo emocional entre padres e hijos. "Se está perdiendo la costumbre de leer cuentos a los niños argumentando falta de tiempo, pero no se tiene en cuenta el valor enorme del 'momento del cuento' como vínculo emocional", afirmó.
La experta en educación e inteligencia emocional comentó, en declaraciones a Europa Press, que la misión del cuento es ofrecer valores, enseñanzas y herramientas de educación emocional, favoreciendo el autoconocimiento, la capacidad de regular las emociones, así como disponer de autonomía personal y fomentar la conciencia social con desarrollo de la empatía y la capacidad de solucionar conflictos. Así lo dijo en relación con su participación en las V Jornadas de Educación Infantil de SM tituladas 'Educar las emociones a través del cuento', que se celebran hoy en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo con la presencia de más de 200 profesores de Educación Infantil de Asturias. Ibarrola incidió en que los adultos, tanto padres como tutores o profesores, deben hacer una selección adecuada de cuentos clásicos y actuales para educar a los menores en valores y emociones. Al respecto, apuntó que los cuentos pueden contribuir a abordar la perspectiva de género, analizando los diferentes roles de hombres y mujeres que aparecen en los cuentos clásicos y tratar los cambios sociales que han ido ocurriendo a lo largo del tiempo. "Los valores y las emociones evolucionan pero no cambian, se sigue hablando del miedo, la tristeza, la alegría o el amor", dijo.
En este sentido, defendió la variedad de la literatura infantil actual. La escritora reconoció, no obstante, que existe tanta oferta que se hace complicada la selección por lo que recomendó a los padres que se dejen asesorar en las librerías especializadas en literatura infantil. Igualmente, apostó por la convivencia entre cuentos clásicos y actuales. "Hay que apostar por la literatura
actual pero sin dejar de lado a los cuentos tradicionales que aportan una gran carga simbólica", aseveró.

BLANCANIEVES Y EL PRINCIPITO
Entre los cuentos tradicionales, Begoña Ibarrola puso como ejemplo de historia rica en matices, emociones y valores a 'Blancanieves y los siete enanitos', ya que cada personaje representa con claridad diferentes emociones y estados de ánimo.
También destacó 'El Principito' como cuento más bien moderno, con un contenido que alimenta el imaginario infantil y también de la edad adulta. "Los buenos cuentos, como las buenas historias en general, varían según el momento de la vida del lector", señaló. En esa línea, la psicóloga y escritora comentó que cada vez existen más cuentos para niños que también lo son para adultos, y señaló que uno de sus "cuentos para sentir emociones", titulado 'El oso gruñón' trata sobre el
enfado y aborda "cómo si alguien mantiene una actitud arisca e intransigente se quedará solo, algo que sirve tanto para educar en emociones a los niños como a los adultos", concluyó.

EFE 5-3-10

La verdad del cuento

Va para treinta años que empecé a ocuparme de los cuentos populares españoles. Los verdaderos cuentos de nuestras abuelas, que nada tienen que ver con los de Perrault, Grimm, Andersen..., y mucho menos con los de Disney & Co, salvo una cosa: que todos proceden de un tronco común, el viejo tronco de la cultura indoeuropea, que se extendió desde el noroeste de la India al cabo San Vicente, en tiempos prehistóricos y hasta casi hoy, cuando ya las pobres abuelitas han sido arrumbadas por la tele o la videoconsola. Es admirable la enorme extensión geográfica que tuvieron esas historias, centenares de ellas, circulando de un lado para otro, burlando toda clase de fronteras políticas y lingüísticas, transmitidas por las tertulias campesinas y hogareñas, al amor de la lumbre, o al aire libre de las noches de verano. Sin duda, el más intenso proyecto intercultural que ha llevado a cabo la especie humana.
La pena es que la cultura oficial nos impuso los modelos francés, alemán, nórdico... cuando aquí teníamos esos mismos cuentos (en castellano, catalán, gallego, euskera...), sólo que en nuestras propias adaptaciones, con la gracia y el sabor primigenio de una forma de cultura que no se paraba en remilgos, afeites ni moralinas, esto es, perfectamente incorrectos. En ellos encontraremos a nuestras Cenicientas y Blancanieves, siempre con otro nombre: Los tres trajes, Estrellita de Oro, La madre envidiosa, Mariquilla y sus siete hermanitos, etcétera, donde, efectivamente, la envidiosa suele ser la propia madre de la heroína, y no la madrastra; la hermanastra de Cenicienta recibe el don contrario de salirle un rabo de burro en la frente; los supuestos enanitos del bosque son los siete hermanos bandoleros; el gallo Kirico se mancha el pico con caca de vaca, el medio pollito esconde a todos sus aliados en su medio culito, la hija del jornalero duerme a oscuras con el Príncipe Lagarto, y la niña que riega las albahacas administra un severo escarmiento a un príncipe acosador de doncellas. También existía un Bello Durmiente, contrapuesto punto por punto al modelo sexista. Y así una infinidad de cuentos extraordinariamente sabrosos, muchas veces heterodoxos, pero siempre deslumbrantes.
¿Qué será de ellos? A duras penas hemos llegado a tiempo de salvar del olvido a unos cuantos. Pero depende de todos nosotros el que no mueran por completo.

Antonio Rodríguez Almodóvar es escritor y experto en cuentos.

El País 3-4-10

Érase otra vez...

La literatura infantil se renueva, pero los superventas son los clásicos de siempre, como 'Caperucita' - El miedo atávico a la soledad, el abandono o la violación no tiene sustituto

Érase una vez y otra y otra que Caperucita llegó a casa de su abuelita y... La literatura infantil se renueva con grandes ilustradores, pero los superventas siguen siendo los cuentos de siempre en múltiples versiones. ¿Los niños eligen los clásicos o son los padres los que transmiten cuentos que ya les narraron sus abuelos?

España es uno de los países europeos que más literatura infantil editan, aunque en los quioscos
siguen ocupando lugar preferente los cuentos troquelados de La ratita presumida. Los clásicos,
muchos de ellos de tradición oral y recopilados por los grandes maestros, como Hans Christian
Andersen, los hermanos Grimm o Charles Perrault, conviven con una amplia producción
contemporánea de calidad nacional e internacional. "Todos vivimos al margen de la literatura infantil hasta que tenemos un niño cerca, y entonces se recurre a las referencias del pasado, pero si das un paso descubres los cuentos actuales", dice Pep Molist, crítico literario. El relato infantil vive un buen momento, resurge la figura del cuentacuentos y se crean novedades. Sin embargo,
nada ni nadie puede superar al lobo, la bruja y la madrastra. Son representaciones del conflicto, y
sin conflicto no hay cuento.
"Los cuentos tradicionales son un buen instrumento para conducir los conflictos inconscientes. El niño se encontrará, cuando lee Pulgarcito, con los sentimientos de pequeñez e impotencia; con el sentimiento de abandono en Hansel y Gretel, con la envidia en Blancanieves, con los celos en Cenicienta...", explica la psicóloga clínica Beatriz Azagra.
Los padres cada vez tienen menos tiempo para contar y menos tiempo para la imaginación. "La sociedad actual requiere dedicación al trabajo, a las compras, al ocio... y realmente el momento para disfrutar con los hijos es muy poquito, aunque es cierto que hay una nueva generación de madres muy preocupadas que ya buscan el cuento antes de tener a su bebé", explica Numancia
Rojas, experta en el arte de contar y enseñar a contar. "La crisis tiene algo bueno: vamos a tener que recurrir a lo ancestral, a la conversación en familia".
En la casa de la ilustradora Roser Capdevila hay mucha luz y detalles de las famosas trillizas de su creación en cada rincón. Cuando no se trata de dibujos, son fotos de sus hijas, las reales. "Los clásicos son patrimonio de la humanidad", reivindica. "No son de un autor concreto". La prueba de que los cuentos populares no entienden de fronteras la tiene en su propia experiencia. "Hace años me invitaron a Japón y expliqué un cuento en una de las escuelas. Son niños muy receptivos. Mediante dibujos les conté el cuento de Pulgarcito, y resultó que ellos lo conocían exactamente igual. A Pulgarcito se lo comía un buey".
Los clásicos se reeditan continuamente. Las editoriales apuestan por las nuevas creaciones, pero también juegan con la nostalgia. Una de las últimas colecciones son los Cuentos inolvidables, de Ferrándiz, con títulos como Mari Pili en biscúter y El Urbano Ramón.
"Desde el punto de vista comercial funciona la nostalgia del pasado. Los compran los que eran niños hace 30 o 40 años, o los abuelos y abuelas", explica Virgilio Ortega, director editorial de Planeta DeAgostini. Ortega defiende también la creación de nuevas historias. "En estos momentos estoy en Bolonia -la mayor feria mundial de literatura infantil- y salgo de una exposición de ilustradores infantiles. Son auténticos artistas. Enmarcaría esos dibujos y los pondría en mi casa. Y no están llegando tanto como se merece", exclama desde el otro lado del
teléfono. "Se están creando libros muy buenos, pero no todos se están promocionando", lamenta Ortega.
La facturación anual del sector de literatura infantil y juvenil fue de 330 millones de euros en 2008, lo que supone un crecimiento en los últimos cuatro años del 21%. Thule es una de las editoriales que tratan de innovar. José Díaz, su editor, se queja de que el mercado "es un tanto conservador". Ellos apuestan por los cuentos de nueva creación, aunque también se apuntan a los clásicos versionados. Tienen un cuento que se llama La boca del lobo, la historia explicada desde el punto de vista del lobo de Caperucita, que reconoce apenado que todo fue un accidente. "No está mal que se cuenten de nuevo los clásicos, pero nosotros buscamos otra cosa. España está en un primer nivel mundial en ilustración, pero en cuanto a la letra existe la creencia de que
el texto para niños es un texto para tontos", remarca Díaz.
Otro de los cuentos editados por Thule se llama El libro inclinado, de Peter Newell (EE UU, 1912). Es la historia del carrito de un bebé que se le escapa a su madre y va atropellando a todo el mundo. "Es curioso ver cómo una historia de entonces es tan moderna". Se lo pueden preguntar a Caperucita Roja, tantos años repetida.
Numancia Rojas defiende esta primera versión de la historia: "En la época de Luis XIV se produjeron una serie de violaciones en los campos de las poblaciones cercanas a París. Las víctimas eran adolescentes. Alguien inventó a Caperucita Roja para asustar a esas jóvenes y evitar así que fueran al bosque. Si realmente querían inventar un cuento maravilloso, ¿por qué el lobo espera a Caperucita en la cama y no se la come en el bosque? El rojo de su vestido simboliza la adolescencia, cuando llega la menstruación". Otro, Antonio Rodríguez Almodóvar, ha publicado La verdadera historia de Caperucita, en la que el leñador no salva a nadie, sino que la niña se da cuenta de que quien está en la cama es el lobo. En esta historia no existe la figura del macho-salvador de ninfas inocentes. Cada país tiene sus preferencias. En España, los favoritos son Caperucita Roja, Cenicienta, Las siete cabritillas, Los tres cerditos, Blancanieves, La ratita presumida, Hansel y Gretel y La Bella Durmiente, enumera Teresa Tellechea, editora de SM. En
Reino Unido, uno de los más solicitados es Ricitos de Oro y los tres osos; en Francia, La princesa y el guisante, mientras que en Alemania gusta Hansel y Gretel.
Las editoriales se repiten con los títulos, pero no más que los niños. ¿Por qué el niño se obsesiona con el mismo cuento? Lo pide uno y otra vez, semana tras semana. Los padres buscan distraer su atención, le ofrecen otros títulos, van juntos a la librería, pero no hay remedio. El niño quiere ese cuento. "Hay niños que se enganchan con determinados cuentos o con determinadas películas. No hay que preocuparse. Les tranquiliza escuchar o ver siempre lo mismo. Al niño la incertidumbre no le gusta, le inquieta. Como ya sabe que va a acabar bien, tiene un control sobre esa angustia", explica Arancha Fernández, psicóloga clínica del hospital madrileño La Paz.
Al memorizar el cuento, el niño puede construir un primer andamiaje mental, algo así como formatear el disco duro. Es importante contarles siempre de la misma forma la historia para su seguridad mental, por eso protestan cuando se les varía una coma. Los cuentos de hadas, según Azagra, permiten al niño disociar los sentimientos y manejar la ambivalencia. Existen las hadas y la madrastra, el príncipe y el lobo, pueden disociar en personajes buenos y malos y manejarse con ellos, de la misma forma que deberá hacer con sus sentimientos.

El País 03/04/2009

Lo que ocultan los cuentos infantiles...

Una escena de canibalismo en la que Caperucita roja y el lobo dan buena cuenta de los restos de la
abuela, el destino fatal de las hermanastras de Cenicienta o la pasión por la carne infantil de uno
de los personajes de 'La Bella durmiente' son algunos de los secretos que esconden los cuentos
de hadas más populares.

En la introducción a su célebre Psicoanálisis de los cuentos de hadas, Bruno Bettelheim afirma que este tipo de narraciones transmiten a los niños que ‘la lucha contra las serias dificultades de la vida es inevitable, es parte intrínseca de la existencia humana’. Los cuentos tradicionales, que no son exclusivos del ámbito europeo y cuyo origen en ocasiones se remonta a épocas anteriores a la aparición de la escritura, han sido (y siguen siendo) vehículo de transmisión de conocimiento y modelos de conducta.

Con el paso del tiempo y en la medida en que algunas corrientes pedagógicas pusieron en duda su valor educativo, estos relatos se han ido dulcificando. Pero la eliminación de los elementos más crueles y sangrientos y las variaciones llevadas a cabo a lo largo de los siglos por los diferentes autores ( Charles Perrault en el siglo XVII y los hermanos Grimm en el XIX son los más conocidos) no han logrado reducir el fuerte contenido simbólico de unos relatos que, hoy en día, todavía nos ofrecen la oportunidad de desentrañar numerosos secretos.

Blancanieves y los siete enanitos
Blancanieves y los siete enanitos es uno de los cuentos más populares, sobre todo en la versión de los hermanos Grimm y en la adaptación cinematográfica realizada por Walt Disney en 1937. Las diferentes versiones del relato mantienen elementos como el espejo mágico o personajes como los siete enanitos, que en una variante albanesa son sustituidos por cuarenta dragones.
En Blancanieves encontramos a una malvada madrastra obsesionada por la belleza que no duda en pedir a un cazador que arranque el corazón, los pulmones y el hígado de nuestra nívea heroína. El padre vuelve a ser una figura ausente que no se implica en el destino de su hija, obligada a exiliarse para salvar su codiciado pellejo. El número de enanitos tiene un significado místico y la simbología de la manzana se remonta al pecado original de Adán y Eva. Existe un epílogo al beso del príncipe azul en el que, mientras se celebra la boda, la madrastra acude a la
ceremonia sin revelar su identidad y es desenmascarada por la propia Blancanieves. Como castigo a sus fechorías, la reina malvada es obligada a bailar con unos zapatos de hierro al rojo vivo.

Muchos de los cuentos más populares giran en torno a la necesidad que tienen los héroes y heroínas protagonistas de superar una serie de obstáculos que les permitirán alcanzar la madurez vital. Expulsados del hogar familiar –territorio de la seguridad y la inocencia-, los personajes son obligados a enfrentarse a sus problemas con valentía.
En el camino se hallarán con madrastras malvadas, brujas y lobos feroces con los que tendrán que lidiar gracias a su –recién descubierta- astucia. El espacio donde se encontrarán a sí mismos es ese bosque en el que, junto a peligros desconocidos, habitan criaturas animales que les ayudarán en su cometido; la naturaleza les ofrecerá un conocimiento intuitivo en el que apoyarse.
En ese proceso obligado de transformación hacia la madurez, el niño conocerá a través de los cuentos, los aspectos más duros de la vida. Gracias a unas historias en las que abundan el abandono por falta de recursos, el asesinato o incluso el intento de parricidio, los niños se darán cuenta, de manera inconsciente, y siempre dentro de un ámbito de seguridad en el que los buenos vencen y los malos son castigados, de que la vida es más dura de lo que imaginan. Y gracias a la fórmula 'Érase una vez…', los niños sabrán que la historia que se le está contando es inmortal y puede repetirse por los siglos de los siglos.

http://actualidad.terra.es/cultura

Los cuentos son el instrumento de los pobres para explicar la historia

El Centro de Estudios La Serranía publica el tercer volumen de Tradición Oral "El Tío Paragüero"

"Los relatos servían y sirven para dar voz a quienes no la tenían ni la tienen. El cuento ha sido en toda la historia de la humanidad el instrumento que los humildes han tenido y tienen para contar la Historia, pues nunca han contado con historiadores a su servicio." Con estas palabras, Vicente Cortés, cuentista de profesión y responsable de la recopilación y adaptación del tercer volumen de El Paragüero (y de los dos anteriores), explicó la necesidad de recuperar estos materiales de la tradición oral de incalculable valor. Estos materiales de "dese-cho", "como son catalogados por la Historia, la Filosofía y la Poesía, afirmó Cortés, son delicioso rabo, pata y oreja -no monótono solomillo- de la cultura churra."
Editado por el Centro de Estudios La Serranía (CELS), El Tío Paragüero III Tradición Oral de La Serranía 2010 se presentó el pasado miércoles en el Club Diario Levante con la participación de la nueva comisión organizadora de esta asociación cultural que cuenta con 20 años de existencia y más de 200 socios repartidos por los 18 municipios que integran la comarca de La Serranía. El presidente del CELS -Francisco Díez- y sus nuevos coordinadores generales -el periodista Ezequiel Castellano y la artista plástica M.ª José Llatasanunciaron los proyectos para la dinamización de la asociación en su nueva etapa y de la comarca en su conjunto. Entre las actividades anunciadas destacan la presentación de El Tío Paragüero por todos y cada uno
de los pueblos de La Serranía, la creación de una nueva página web como apuesta decidida por las nuevas tecnologías ("a pesar de que tenemos graves problemas de cobertura"), una encuesta sobre la movilidad en la comarca ("porque existen pueblos totalmente incomunicados y aislados"), la elaboración de un libro blanco que analice la situación real de la Serranía ("alejada de visiones edulcoradas o carentes de perspectiva"), "la defensa de nuestro rico patrimonio natural e histórico" y el propósito de integrarse en Serraltur y dinamizar todo el tejido asociativo de La Serranía con el fin de vertebrar una de las comarcas más grandes, menos pobladas y
más abandonadas del País Valenciano. Como no podía ser de otra manera, la presentación continuó con la participación de algunos de los informantes venidos desde La Serranía. Cuentos, canciones, poesías, adivinanzas y chascarrillos hicieron las delicias de todos los que no quisieron mojarse porque el Tío Paragüero pasó un año más por el Club y vino con paragüas.

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¿Hay un cuento adecuado para cada edad?

En Internet encontramos muchos recursos para orientarnos en la animación a al lectura entre el público infantil y juvenil. El Servicio de Orientación de Lectura (SOL), una iniciativa de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), que desarrolla la Fundación Germán Sánchez Ruipérez y el ministerio de Cultura, responde a las dudas que plantean los usuarios y nos orientan a la hora de elegir lecturas.

0-2 años
A esta edad son los adultos los que leen o narran al niño que se inicia en una elementalísima lectura de imágenes sobre la vida diaria, con sus rituales sencillos: comida, el baño, los juegos, el parque. El niño disfruta con la tradición oral: poemas, retahílas, nanas, cancioncillas, juegos acumulativos para repetir y gozar con el niño de la magia de la palabra.

2-5 años
Con las primeras palabras podemos hablar ya de Prelectura. El niño distingue el ritmo y el sonido de las palabras, percibe la relación entre éstas y las imágenes y comienza a desarrollar su sentido de la narración. Es la etapa de los cuentos de hadas, de los animales con comportamientos similares a los de un niño, folclore y cuentos tradicionales como nanas, retahílas, canciones, trabalenguas... Los libros se caracterizan por la personificación de los elementos de la naturaleza.

6-8 años
Los niños se inician en la técnica lectora en la escuela con textos cortos. Hacen la lectura silábica y por palabras y recurren constantemente a la ilustración para verificar su comprensión de lo leído. Siguen triunfando los cuentos de hadas, los clásicos europeos, la fantasía y las historias de animales domésticos que hablan. Los expertos aconsejan en esta etapa evitar todos tipo de reflexiones que el niño no suele entender como la crueldad de hechos o personajes, el terror, el sentimentalismo o la metáfora pura que el niño no puede comprender.

9-11 años
Con nueve años los niños desarrollan una mayor autonomía en la lectura y ya pueden comprender textos cortos y sencillos de ficción, incluso sin ilustraciones. La temática preferida: cuentos fantasiosos, historias de animales humanizados, inventos fantásticos, objetos animados, humor absurdo, disparates, terror, ciencia ficción.
A esta edad podemos acudir a los cuentos tradicionales clásicos, los mitos, las aventuras del ambiente más cercano como la familia, la escuela o los amigos. También es buen momento para los cuentos sobre sus propios problemas o las novelas cortas.

Desde 12 años
Al mejorar la competencia lectora, le interesan los personajes con problemas como los suyos y las
aventuras de pandillas en las que se proyecta, aunque también buscan misterio, cuentos fantásticos y clásicos, cómics, biografías, deportes, pueblos lejanos, humor, animales reales o fantásticos e inventos. Incluso pueden mostrar interés por la poesía que le hable de sentimientos, como por ejemplo ese amor que comienza a sentir.
Los libros suelen tener algunas ilustraciones, siempre adecuadas al contenido textual, y una tipografía similar a la de los libros de adultos con un resumen del contenido en la contracubierta. Se suelen acercar por primera vez a los libros en formato electrónico como enciclopedias, diccionarios, monografías sobre aficiones, etc.

15-18 años
La mayoría de los jóvenes prefieren adquirir el saber que proporciona la literatura no a través del esfuerzo sino del gozo, la imaginación contagiosa y la evasión. Por eso en esta edad el mediador de lectura en el Bachillerato debe hacerse siempre dos preguntas cruciales: ¿Para qué sirve leer literatura? y ¿cómo implicar al joven en la lectura literaria?
Una propuesta es conseguir compartir lecturas y optar por los temas que ellos prefieren. Es importante además buscar el atractivo de la cubierta, el interés respecto al autor y si la obra está de moda o puede estarlo. El objetivo esconseguir que la obra reavive algo que ya está dentro del lector y que esta sensación le admire y posea. Acudir a talleres de lectura y comprometer al joven en búsquedas de lectura vía Internet, bibliotecas y librerías son buenas sugerencias para esta edad.


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