martes, 21 de diciembre de 2010

Cuentos morales ANIMADOS

El cine ha asumido la tarea educadora que antaño desempeñaban narraciones orales.
En la formación intelectual y moral de los más pequeños, los cuentos han tenido un papel capital a lo largo de la historia, aun antes de la institucionalización de la literatura y, luego, a menudo al margen de ella. Como parte de la tradición oral, siempre más universal que la literaria, el cine, tan ecuménico, era el heredero natural del universo de lo contado.De esta manera, durante el siglo XX tomó el testigo y se convirtió en el portador de esos cuentos que habrían de acercar a los más pequeños la definición de lo bueno y lo malo. La continua actualización de los valores ha ido mutando estos cuentos, añadiendo complejidades propias del mundo contemporáneo pero sin abandonar jamás el importante calado moral de sus peripecias.
EL CUENTO CLÁSICO La emancipación de la mujer y las formas de la irreverencia El cuento clásico no es exactamente lo mismo que el cuento tradicional. Los clásicos son las versiones más o menos hegemónicas que fijaron para la literatura los Grimm, Hans Christian Andersen, Perrault y otros autores, fundamentalmente durante el siglo XIX, de relatos de procedencia difusa, pero enraizada en las tradiciones orales continentales. Es decir, Caperucita roja,Hansel y Gretel,Cenicienta,Blancanieves,La Bella Durmiente...Los progresos de la denominada corrección política han convertido estos relatos tradicionales en artefactos moralmente romos e ideológicamente caducos.

La emancipación de la mujer, por su parte, obligó en las postrimerías del siglo XX a releer estos cuentos, ligados a una situación social determinada, con nuevas claves. Así, Disney abriría una segunda edad dorada con La Sirenita y La Bella y la Bestia,películas caracterizadas ambas por sus arrojadas protagonistas femeninas, conscientes de su soberanía individual y poco dadas a interpretar el papel de sumisión que los cuentos les conferían. Esmeralda la Zíngara, en El jorobado de Notre-Dame,o Anastasia, en la película homónima de Fox sobre la mítica heredera de los Romanov, se insertan en esta misma dinámica, con protagonistas resueltas tan encantadoramente bellas como hábiles para la acción.

Muy diferente fue el intento de Dreamworks por releer los cuentos infantiles con Shrek,una serie cuyo ánimo irreverente nace de una sencilla inversión de papeles. El ogro es ahora el protagonista y el príncipe, un mequetrefe con mal carácter.

La paradoja de aquel primer Shrek es que parece arrugarse ante su propia vocación grosera y acaba incurriendo en un extraño segregacionismo inverso cuando, en el final feliz con boda, en lugar de convertir al ogro en príncipe, transforma a la princesa en un bicho verde. En todo caso, una solución mucho menos irreverente que un emparejamiento interracial (permitido cuando se trata de sus secundarios cómicos: un burrito que se enamora de una gigantesca dragona de kilométricas pestañas).

Al ligar lo primero con lo segundo - o sea, la emancipación femenina con el antiheroísmo-,Disney hizo con Tiana y el sapo un curioso intento por revisitar el dibujo animado tradicional en el que es la princesa la que se convierte en rana cuando besa al príncipe encantado. También Disney patrocinó la revisión de su clásico Alicia en el País de las Maravillas,a cargo del inquietante Tim Burton, quien mezcló sentido de cuento tradicional con una peripecia más propia de una fantasía romántica. A diferencia de lo que ocurría en el original, en este filme la joven Alicia, ya casadera, regresará al País de las Maravillas con una misión heroica. Obviando todo el subtexto simbólico y matemático del libro de Lewis Carrol, Burton elaboró un pisto que no terminó de convencer a los críticos y que hizo de su película un extraño híbrido, uno de cuyos pies, efectivamente, descansa en el apartado de cuentos clásicos, mientras que otro se apoya en el que sigue continuación, dedicado a...

LA FANTASÍA ROMÁNTICA El apabullante triunfo del viaje del héroeDe todos los formatos de relato moral posibles, el viaje del héroe, o lo que antaño se llamó el relato de quest la adolescencia es un invento relativamente moderno-;de la necesidad de tomar decisiones dolorosas; de ser generoso y entregado, y - como relatos ejemplares-terminan con la consecución de la misión y la redención, no ya del héroe, sino de toda la comunidad, tras demostrar el protagonista estar dispuesto al sacrificio. La épica y la capacidad del cine para los efectos especiales conviven bien, de ahí que este género sea, con mucho, el que con más eficacia se ha trasladado a las pantallas, sobremanera desde que la industria de efectos especiales desterró el concepto imposible. Así, Star Wars,El Señor de los Anillos,La historia interminable,Las crónicas de Narnia y Avatar,entre otros cientos, aunque la mayor parte de estos relatos proceden de obras escritas durante el sigloXX-o directamente ideadas para el cine, como las citadas Star Wars y Avatar,pero también la más mesiánica que heroica Matrix-.Casi todas son claramente herederas del historicismo romántico del siglo XIX.

A pesar de ese aroma añejo, son una verdadera escuela de sentido del deber: protagonizadas por un héroe que no sabe que lo es, que no cree tener capacidades extraordinarias y que termina salvando a su comunidad. El mismo Harry Potter encaja al dedillo en este género, que este año ha visto a Dreamworks poner una pica en Flandes con la sorprendente Cómo entrenar a tudragón,una relectura de las sagas nórdicas tamizada por el contemporáneo rechazo a la violencia como expresión natural del paso a la madurez.

SUPERHÉROES POSMODERNOS El componente fascista y el repudio del superhéroe El superhéroe, en sus raíces, procede de la misma tradición anterior, pero al protagonizar narraciones seriadas y no cerradas, posee características singulares cuya raíz está en los folletines del XIX. Inventado por el cómic - o viceversa-aunque durante sus primeras cuatro décadas de vida, tanto en los tebeos que lo alumbraron como en los seriales cinematográficos y televisivos que lo vieron crecer, sus peripecias morales eran de una sencillez aplastante, con universos en los que el bien y el mal lo eran en un sentido total, y la tarea del protagonista ni estaba sujeta a dudas ni a opiniones.

Sin embargo, a partir de la década de los ochenta los superhéroes sufrieron una revisión política y psicológica de calado en cuya estela todavía nos movemos hoy: o se convirtieron en peligrosos fascistas (como le ocurrió al personaje de Superman, durante el reaganismo) o se tornaron en traumatizados seres oscuros que purgan una pena antigua (como le ocurrió a Batman), respectivamente. O todo ello a la vez: Watchmen,lo que los convierte en despechados e inadaptados sociales. Este terremoto del universo moral del superhéroe entró en el cine de la mano de Tim Burton y su primera versión cinematográfica del caballero oscuro, de la que pronto se cumplirán 20 años, y desde entonces ha condicionado todas las películas de superhéroes que se han hecho, incluyendo X-Men,Los 4 fantásticos y, en tono más jocoso, los recientes títulos de la serie Iron Man.Y por supuesto los nuevos Batman dirigidos por Christopher Nolan, si bien por su dimensión trágica y violenta no encajan bien en el denominado cine infantil.

Aunque Watchmen,versión en cine del cómic homónimo de Alan Moore, es decididamente una película para público adulto, en el mundo del cine infantil tiene una fecunda prole. Así, de la peripecia de unos superhéroes prohibidos por ley y por tanto relegados a la clandestinidad oel retiro, da cuenta Los increíbles,de Pixar Disney. Esta rutilante reinterpretación para todos los públicos del oscuro relato de Alan Moore introduce de paso una de las constantes contemporáneas de la educación sentimental de los pequeños: cómo cada uno ha de encontrar su lugar y su papel en el seno familiar.

Al humanizarse al superhéroe y colocarlo en mitad de tribulaciones mundanas, hubo que hacer lo mismo con el supervillano. Megamind,recién estrenada en España, es casi un spin off de Los increíbles,y trata otro de los dilemas que con más interés aborda hoy el cine infantil: cómo encajar socialmente cuando hay otro más popular, más guapo y más hábil. En televisión se cuentan por decenas las series infantiles y juveniles dedicadas exclusivamente a este asunto.

Mucho más lejos lleva el asunto Gru, mi villano favorito,cuya radicalidad estriba en no intentar explicar por qué un malvado es malvado. El protagonista de Gru disfruta fastidiando al personal, como explica una divertida secuencia inicial. Para que los niños no pierdan de vista el orden moral, unas huerfanitas acabarán por hacerle ver que bien y mal no son simplemente dos lados de una misma cancha.

LOS NUEVOS CUENTOS Nuevas fábulas para los nuevos tiempos

Hay, . al lado de todos estos, unos cuentos que tienen elementos en común con los anteriores, en la medida en que son herederos de la misma tradición y que comparten la vocación educadora inherente a toda fábula. Pero, por la cantidad de atributos contemporáneos que incorporan, merecen un apartado propio, de forma similar a los superhéroes respecto al viaje del héroe clásico. La temática se amplía e introduce nuevos elementos, esos que tienen que ver con las cuitas morales de las vidas de hoy. La compañía de animación Pixar, hoy adscrita a Disney, ha sido especialmente fecunda en proporcionar fábulas morales para el nuevo mundo. Toy Story compone una trilogía sobre la orfandad, el fetichismo y la dificultad de soltar amarras con el pasado, constituyéndose en una clase de crecimiento para niños, en la que de paso se cruzan historias como la asunción de la individualidad en un mundo de iguales, encarnada en Buzz Lightyear. Las andanzas del robot compactador de basuras, en Wall-E Batallón de limpieza,provee una poderosa metáfora ecologista - y para fans de la informática una sutil historia de amor entre un vetusto PC y una flamante Mac-,lo mismo que Ratatouille hablaba de las vocaciones extravagantes o Monstruos S. A. revisaba el mundo de los miedos y convertía la temida puerta del armario en un trasunto de internet; mientras en BuscandoaNemo,ofrecía un manual contra la sobreprotección paterna.

Los cuentos perversos de Tim Burton (Pesadilla antes de Navidad,Eduardo Manostijeras y La novia cadáver)son todo un tratado sobre inadaptados sociales, es decir, una escuela de tolerancia, que revisa el concepto de lo monstruoso mientras casi todo lo que ha hecho el japonés Hayao Miyazaki, de Mi vecino Totoro en adelante, entremezcla los flexibles consejos del taoísmo con las vicisitudes del niño urbano.

Todos los relatos, en su conjunto, se afanan por proveer nuevos pilares morales con los que abrirse paso en un mundo exigente y voluble, siempre tan necesitado de cuentos.

21/12/10 La Vanguardia

martes, 30 de noviembre de 2010

Crecer con los cuentos


Escuchar un buen cuento, además de ser divertido, es un modo indirecto de descubrir la ambivalencia de los sentimientos y de reconocer las actitudes y los recursos más útiles para encarar un problema.

Cuando los padres cuentan un cuento a sus hijos no solamente les ayudan a relajarse, sino que también establecen una vía de comunicación y diálogo con ellos, ya que los niños suelen preguntar cosas acerca de lo que escuchan y a través de esas preguntas es factible descubrir su mundo interior, sus fantasías y sus temores. Los niños no suelen hablar de todas esas cuestiones directamente, pero por la influencia del relato pueden aflorar de forma espontánea.
Los cuentos, por lo tanto, además de aportar entretenimiento constituyen una fuente de beneficios para el desarrollo psicológico y emocional de los niños, entre los que destacan:

  • Mientras escucha un cuento, el niño mejora su capacidad de atención, de concentración y de reflexión, ya que arrullado por la voz de los padres aprende a seguir el relato desentendiéndose de cualquier otro estímulo.



  • Al identificarse con lo que les ocurre a los protagonistas y ver cómo resuelven los problemas que les van apareciendo, el niño descubre que estos tienen temores semejantes a los suyos y logran encontrar recursos para superarlos. Por eso es posible escucharles decir «Eso también me pasa a mí» mientras escuchan un cuento.


  • Los relatos fomentan la riqueza de vocabulario y de expresión en general, así como su capacidad de memorización.


  • Aumenta su capacidad de comprensión y de imaginación, lo que redunda en su desarrollo intelectual.


  • Potencian la relación padres-hijos, ya que mejoran la comunicación, el afecto y la confianza dentro de la familia. El momento de oír un relato es especial para el niño, ya que se siente importante para sus padres, tanto que estos postergan sus ocupaciones y les dedican una parte de su tiempo.


  • Enseñan la riqueza de los sentimientos. A través de los personajes conocerán la bondad y la maldad, el amor y el odio, la ternura, el aprecio, la justicia, el aburrimiento y la diversión... Asimismo, apreciarán los matices y la ambivalencia de todos estos sentimientos, lo fácil que es pasar de uno a otro.

  • http://www.cuerpomente.com

    viernes, 26 de noviembre de 2010

    Disney dejará de hacer cuentos de hadas


    Luego de que Disney cambiara el título de Rapunzel a Enredados, se especuló que la decisión se tomó para atraer a los niños a las salas de cine, afirmando que ese mercado no estuvo interesado en ver La princesa y el sapo.
    A pesar de esto, los realizadores Byron Howard y Nathan Greno han asegurado que la decisión se tomó para favorecer la historia, al darse cuenta que se narraba la historia de dos personajes y no sólo de una princesa.
    Sin embargo, el estudio reveló al The Times que no piensan hacer más filmes de princesas, ni inspirados en cuentos de hadas, ya que esto aleja a las audiencias masculinas. Por si esto fuera poco, el estudio asegura que las niñas de ahora ya no sueñan con ser de la realeza, ni con su príncipe azul. Según la crítica de medios Dafna Lemish, "para cuando [las niñas] tienen 5 o 6, no están interesadas en las princesas. Están interesadas en ser cool. Claramente, ven que esto es lo que la sociedad valora".
    De este modo, el estudio ahora trabaja en un nuevo proyecto de Winnie Pooh y está cerca de Reboot Ralph, la historia de un personaje de videojuegos en la época actual. Por su parte, Pixar continúa con la producción de Brave, su primera historia de princesas. ¿Qué opinan de esta polémica decisión? ¿Creen que Disney hace bien en abandonar los proyectos que tanto éxito le han dado?

    Docentes europeos elaboran en Fraga una propuesta para el Comenius


    Docentes de cuatro países europeos visitan esta semana Fraga (Huesca) para elaborar la propuesta previa de un nuevo programa de colaboración internacional adscrito al programa europeo "Comenius".

    Los profesores, procedentes de las ciudades de Sofía (Bulgaria), Gebze (Turquía), Doncaster (Gran Bretaña) y Campobello di Licata (Italia), trabajarán con colegas del colegio San José de Calasanz de Fraga.

    Los docentes analizará la importancia de los cuentos como herramienta de conocimiento y como primer paso para establecer una "asociación escolar multilateral", que desarrollará un programa bautizado como "Érase una vez un cuento".

    Estos días se elaborará la propuesta que se remitirá a los responsables del programa Comenius, para que decidan si el proyecto resulta de interés y se lleva a cabo, según informan fuentes municipales en un comunicado.

    Al proyecto se podría sumar un centro rumano, de una región que limita con Hungría, donde conviven dos lenguas como en el Bajo Cinca.

    24-11-10 ADN

    Ana María Matute

    Sentada en el sofá de su casa de Barcelona, entre cientos de libros que la rodean surge una casa de muñecas. «Esta es comprada. Antes las hacía yo, pero he perdido pulso», se lamenta Ana María Matute para en seguida guiñar traviesamente un ojo y en tono misterioso y cómplice, añadir, «pero dentro no hay muñecas, yo la lleno de gnomos..., los veo por la calle, los oigo, unos son buenos pero los hay muy malos...». A sus 85 años, esta maga de las letras, que opina que «envejecer no está tan mal» pese a sus 11 visitas al quirófano, sigue siendo embajadora de la infancia y la fantasía tan presentes en su obra.

    -'La puerta de la luna', además de un cuento que da título al libro, era un refugio de la infancia.

    -Íbamos allí de niños. Había unas rocas que parecían castillos, tenían un aire tan mágico… Era un lugar elevado desde donde se veía la casa y se oía perfectamente lo que decían abajo.

    -Iba para estar sola.

    -A los niños les gusta estar solos y crear su mundo, sus fantasías. Si ahora no pudiera estar cada día una o dos horas sola me moriría. Hablarte, pensar sobre tu vida, sobre por qué eres así, es importantísimo. No podría escribir sin esas horas de reflexión.

    -¿El cuarto oscuro en el que la metían de niña era como esa puerta?

    -Síííí. Allí me imaginaba cosas y, ¿sabe lo del terrón de azúcar? Llevaba uno, lo partí en dos y surgió una llama azul, ¡¡¡era maga!!! La infancia es un estado mágico, como la vida.

    -¿Le gustaría hacer una travesura?

    -No. Pero sí hacerme invisible, porque conocería más cosas en profundidad y así podría escribir mejor.

    -No se cansa de repetir que aún lleva dentro la niña que fue.

    -Todos llevamos dentro el niño que fuimos. Muchos no se dan cuenta, yo sí. Mi infancia me marcó mucho.

    -Coincidió con la guerra civil, que está en muchos de sus libros.

    -Tenía 11 años cuando estalló la guerra incivil, como bien dicen algunos. Uff, si tuviera que contar... Yo procuro olvidar lo malo y recordar lo bueno.

    -¿Han cambiado las cosas?

    -Nada. La maldad sigue existiendo, el odio, el ansia de poder, la envidia, tremenda envidia... también el amor y las buenas gentes. Pero mientras el ser humano llore no habremos conseguido gran cosa y aún se derraman muchas lágrimas.

    -Y con la posguerra vino la censura.

    -La censura no la inventó Franco, pero él hizo filigranas. Era detestable, fue una de las épocas más negras de mi vida. Ser escritor es contar cosas y no poder hacerlo es terrible. Luego, como lo pasé muy mal económicamente cuando me casé con mi primer marido y vivía solo de la literatura, que te prohibieran era... Comimos tantas veces gracias a estos cuentos... [señala La puerta de la luna].

    -¿Es una superviviente?

    -La verdad es que sí, he luchado mucho. Soy una pionera, he roto muchos hielos. Me siento orgullosa pero también veo que ya no tengo la fuerza que tenía. Confío mucho en mí. Yo estaba muy segura de que la censura era negativa, de que la mujer estaba muy mal tratada y lo vivía en propia carne, pero sabía que tenía razón y eso da mucha fuerza. Era una época en que la mujer estaba supeditada al hombre. Yo no me dejé. Solo me quejo de que mis padres no me dejaran ir a la universidad. Quería estudiar Filosofía y Letras.

    -Con 19 años presentó su primer manuscrito en la revista Destino y en seguida le publicaron el primer cuento. La vocación venía de antes.

    -Nací siendo escritora. Ya de pequeñita escribía. El libro Cuentos de infancia recoge los que escribí entre los 5 y los 12 años, y con ilustraciones mías. Siempre me ha gustado dibujar.

    -Se los guardó su madre, ¿no?

    -Sí, en una caja de zapatos que me dio cuando me casé. No sabía que los guardaba. Me reveló un aspecto de mi madre que no conocía. No pensaba que tuviera esta devoción por lo que yo escribía. Era una mujer castellana, severa, mi padre era un catalán muy mediterráneo. Cuando la descubrí nos hicimos muy amigas. Pero murió. Esas cosas pasan.

    -La muerte está en su obra. ¿La teme?

    -Me ha inquietado mucho y me sigue inquietando porque cualquier día viene a por mí y me dice cap a casa, ja, ja. Me da miedo no saber si hay algo después. Espero que sí. Y me horroriza la idea de que me entierren viva, ay, ay. Quiero que me quemen. He leído demasiados cuentos de Poe.

    -¿Por qué el cuento en España está poco considerado?

    -Quizá por una política literaria mal llevada. Todos los grandes escritores han escrito cuentos. Aquí se empieza a cambiar de opinión. Es como la literatura infantil, que parece de segunda categoría. En los países nórdicos, el mundo anglosajón o el germánico están muy bien considerados.

    SEnDOlvidado rey Gudú aúna sus experiencias y sus obsesiones.

    -Sí. Es el libro que siempre quise escribir. Mi predilecto. Ahí está la edad media. Me apasiona quizá porque los cuentos de hadas, príncipes y princesas que oía de niña, los de Perrault, Andersen, los Grimm, venían de ahí. Y el bosque… Me escapaba al bosque. Allí tenía tres amigos: un roble grande (el abuelo), el amigo y el otro.

    -¿Qué le emociona?

    -El ser humano. Siempre me ha emocionado, sorprendido e indignado.

    -¿Qué le ilusiona?

    -Vivir. Ver a mi hijo hacerse mayor, y a mi nuera. Y me apasiona la lectura, no puedo vivir sin leer. En cambio la política no me interesa.

    -¿Qué le irrita, molesta, enoja?

    -La injusticia. Y la crueldad. El desprecio por la vida del otro.

    -¿Y qué le hace reír?

    -Muchas cosas. Tengo sentido del humor, me río mucho. La risa alarga la vida y suaviza las enfermedades.

    -¿Qué hay del Premio Cervantes? ¿Cree que por fin se lo darán?

    -No sé, no escribo para que me den premios pero me haría una enorme ilusión. ¡Ojalá! Dicho de forma cursi sería una coronación, un gran premio al trabajo y la vocación de toda una vida. Sería un final muy bonito. Porque pocos años me quedan ya.

    24-11-10 El Periódico


    miércoles, 24 de noviembre de 2010

    viernes, 19 de noviembre de 2010

    Las alas de los cuentos de Ana María Matute


    Ya está a la venta 'La puerta de la luna', un volumen donde se reúne la obra narrativa breve de la dama de las letras españolas

    Ana María Matute dice cosas muy hermosas de los cuentos, del gran género chico transmisor de cultura y de belleza. El cuento. La gran dama de las letras españolas lo ha cultivado profusamente por eso lo puede, por eso lo sabe, calificar y le pone mil adjetivos que casan como un guante a la palabra, al concepto cuento. El cuento vagabundo, el cuento astuto, el cuento mágico. El cuento que se cuela entre las sábanas. El que nos visita de noche. El que sugiere más de lo que dice. El cuento. "He llegado a creer que solamente existen media docena de cuentos. Pero los cuentos son viajeros impenitentes. Las alas de los cuentos van más allá y más rápido de lo que lógicamente pueda creerse". ¿Ven cómo lo dice? Qué hermoso... Ana María Matute así lo explica, según la información que nos facilita la editorial Destino, para dar sentido a La puerta de la luna, un volumen que salió a la venta ayer y donde se reúne la narrativa breve de la escritora.

    El desgarro y la crudeza de Los niños tontos (1956), en las que Matute clava sus pupilas donde nadie quiere mirar; la dureza de El tiempo (1957); su personalísima voz en Tres y un sueño (1961); los retazos de parte de su infancia diseminados en aquel imaginario pueblo de Logroño que recrea Mansilla en Historias de la Artámila (1961); el desolado tránsito de la adolescencia a la edad adulta en Algunos muchachos (1968); la precisión y sencillez de La virgen de Antioquía y otros relatos (1961, 1990)... Todas las piezas que componen cada uno de estos libros forman parte de esta compilación completada por los apuntes A la mitad del camino (1961) y El río (1963).

    "Son los pueblos, las aldeas, los que reciben a los cuentos. Por la noche, suavemente, y en invierno. Son como el viento que se filtra, gimiendo, por las rendijas de las puertas. Que se cuela, hasta los huesos, con un estremecimiento sutil y hondo. Hay, incluso, ciertos cuentos que casi obligan a abrigarse más, a arrebujarse junto al fuego, con las manos escondidas y los ojos cerrados. Los pueblos, digo, los reciben de noche. Desde hace miles de años que llegan a través de las montañas, y duermen en las casas, en los rincones del granero, en el fuego. De paso, como peregrinos. Por eso son los viejos, desvelados y nostálgicos, quienes los cuentan". Así lo dice Ana María Matute. Para echar a volar.

    19-11-10 Diario de Cádiz

    jueves, 18 de noviembre de 2010

    Los Hermanos Grimm, otra visión de su historia


    Los hermanos Grimm se inspiraron en un gran número de historias divertidas, de anécdotas, de fábulas y de “Libros de señales maravillosas”, y finalmente, en las obras literarias de los siglos XVII y XVIII.
    Desde muy pequeño había escuchado la historia de dos hermanos que nacieron en Alemania y dedicaron sus vidas a la recopilación de leyendas antiguas para convertirlas en cuentos dirigidos a los niños.
    Lo que nunca imaginé fue que, por una hermosa casualidad del destino, en uno de mis viajes a Europa en el verano del año 2002 conocería y viviría muy de cerca la verdadera historia de la familia de los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm.
    Kassel, la ciudad donde me alojé invitado por mis amigos Signar Gude e Irma Leinauer, era también el lugar donde nacieron y desarrollaron su obra los hermanos Grimm y mi curiosidad fue mayor cuando supe que el padre de Sigmar fue descendiente directo, en una séptima generación, de una hermana de la señora Dorothea Viehmam (1755, 1815), más conocida como la mujer del sastre, quien contó a Jacobo y Guillermo la mayoría de las historias que luego estos convirtieron en los exitosos Cuentos infantiles y del hogar trascendidos a tantas generaciones por más de 200 años, desde su publicación por primera vez en 1812.
    Después de muchas horas de intercambio con mis amigos, de tomar notas y detalles curiosos, pensé en buscar mayor información para contribuir con la promoción del legado que estos hombres establecieron para las investigaciones, las ciencias literarias y las letras de la Modernidad.
    Así fue que investigando en los orígenes de la familia Grimm descubrí que fueron seis hermanos, cinco varones y una hembra llamada Lotte Grima. Jacob fue el mayor de ellos, nació el 4 de enero de 1785, más tarde vino Wilhelm (Guillermo) en 1786; en los dos años siguientes nacieron Carl Grimm, futuro comerciante y profesor de Lengua y Ferdinand, quien fuera librero y escritor. En el año 1790 vario el menor, Ludwig Emil Grima.
    Uno de los hechos que más me motivaron para escribir sobre estos hombres fue descubrir que los hermanos Grimm, contrariamente a lo que se piensa, nunca recorrieron el campo para recopilar sus cuentos o leyendas, y que sus viajes por misteriosos y olvidados lugares forman parte de otro mito que ha sido tergiversado o adaptado convenientemente a otras culturas, lo que ha generado desconocimiento y desacierto sobre el verdadero esfuerzo y dedicación de estos dos catedráticos de las letras alemanas. Lo cierto es que la parte que corresponde a la “gente de pueblo” en la elaboración de la colección de los Cuentos infantiles y del hogar es mínima.
    El trabajo que desarrollaron fue ante todo fruto de la colaboración de una cincuentena de narradores y narradoras, que procedentes como ellos de capas cultas de la sociedad, muchos de los cuales poseían un buen conocimiento de la lengua y la cultura francesa, es decir, que cada cuento tiene su propia tradición que abarca a menudo varios siglos y muchas veces es complicadísima.
    Jacobo y Guillermo estaban muy conscientes del estrecho parentesco que une a algunos de sus cuentos con la tradición francesa. Por esta razón, no añadían el epíteto Alemán al título Cuentos infantiles y del hogar y más tarde, incluso suprimieron los dos cuentos “Caballero Barba Azul y El gato con botas, porque la influencia del los cuentos de Charles Perrault, Barba Azul y El señor Gato o Gato con Botas era demasiado evidente. Aun así los cuentos de la colección son de una variedad y de una riqueza extraordinaria que tienen también la influencia de diversas fuentes y numerosos cuenteros para no remontarse solamente a los modelos franceses.
    Además, los hermanos Grimm se inspiraron en un gran número de historias divertidas, de anécdotas, de fábulas y de “Libros de señales maravillosas”, y finalmente, en las obras literarias de los siglos XVII y XVIII. El triunfo de los Cuentos infantiles y del hogar se debe en gran medida a la variedad y riqueza de sus historias que mantuvieron intacta la sustancia de la tradición popular y se abstuvieron de introducir elementos individuales que los hicieran irreconocibles. En su tiempo, los cuentos fueron criticados con virulencia desde su publicación, a causa de su “crueldad” y su “amoralismo”, es importante señalar que en sus inicios Jacobo escribió y recogió los cuentos con toda la naturalidad en relación a los términos mas vulgares con que los contaban sus narradores y fue Guillermo quien aportó decisivamente la forma literaria en que hoy se conocen, al purificar un poco los aspectos que tenían que ver con el sexo y la vulgaridad. Pero el éxito de los cuentos no tiene comparación; no es solamente un libro para niños, representa también la primera colección de cuentos populares de tradición oral basada en investigaciones sistemáticas y científicas; sigue teniendo una importancia primordial para la investigación popular moderna.
    Hacia finales de los años 40 del Siglo XIX los hermanos Grimm participaron de manera decisiva en el movimiento de unificación de Alemania.
    Durante varios períodos vivieron, trabajaron y visitaron diferentes ciudades alemanas y europeas, entre ellas podemos mencionar a Kassel, París, Viena, Gotinga y Berlín. En esos sitios fueron nombrados catedráticos y profesores de varias universidades, ocuparon importantes cargos en los asuntos políticos , de gobierno y desarrollando una intensa labor como funcionarios públicos. Fundaron una nueva rama científica llamada “Filología alemana” influenciando con sus investigaciones basadas en un método sistemático e histórico comparativo, a la filología moderna”. Pero la coronación de la obra científica de los hermanos Grimm fue la publicación del Diccionario Alemán aparecido por primera vez en 1854. Esta obra debía abarcar al conjunto del vocabulario del alto alemán moderno de Lucero y Goethe y contribuir a su conservación.
    Guillermo murió en el año de 1859 y en 1863, el 4 de abril, falleció Ludwig, el hermano pintor que acompañó gráficamente la vida de los dos escritores. El mismo año, el 20 de septiembre murió Jacobo, todos en la ciudad de Berlín donde se habían establecido desde 1841.
    Han pasado ocho años luego de mi regreso y de haber tomado los primeros apuntes sobre mis investigaciones a cerca de los hermanos Grim; al leerlas nuevamente he recordado cada momento, todas mis vivencias de aquellos días.
    17-11-10 escambray.cu

    martes, 9 de noviembre de 2010

    Dodecálogo del cuentista

    Andrés Neuman, premio internacional de novela Alfaguara que estuvo en Cochabamba en un encuentro iberoamericano de escritores organizado por el Centro Simón I. Patiño, es autor de dos versiones de consejos para quienes practican el difícil arte de escribir cuentos. El texto se llama "Dodecálogo de un cuentista" y fue originalmente publicado en el libro de cuentos “El último minuto” (Madrid, Espasa–Calpe, 2001, pp. 157–159, y en la Editorial Páginas de Espuma, 2007).
    También figura en “Pequeñas resistencias. Antología del nuevo cuento español” (Páginas de Espuma, Madrid, 2002, pp. 313–314), y ha sido incluido, con correcciones, en el libro de cuentos “Alumbramiento” (Páginas de Espuma, Madrid, 2006, pp. 163–164) junto con otro nuevo dodecálogo.
    Las dos versiones son verdaderos talleres de cuento. Comparados estos consejos con otros formulados por los más grandes cuentistas de todos los tiempos, Neuman gana por más de una cabeza. Por eso los consignamos, para uso de quienes se atreven a quemar sus pestañas en la lumbre estricta y evasiva de este arte narrativo.
    1. Contar un cuento es saber guardar un secreto.
    2. Aunque hablen en pretérito, los cuentos suceden siempre "ahora". No hay tiempo para más ni falta que hace.
    3. El excesivo desarrollo de la acción es la anemia del cuento, o su muerte por asfixia.
    4. En las primeras líneas un cuento se juega la vida; en las últimas líneas, la resurrección. En cuanto al título, paradójicamente, si es demasiado brillante se olvida pronto.
    5. Los personajes no se presentan: actúan.
    6. La atmósfera puede ser lo más memorable del argumento. La mirada, el personaje principal.
    7. El lirismo contenido produce magia. El lirismo sin frenos, trucos.
    8. La voz del narrador tiene tanta importancia que no debe escucharse demasiado.
    9. Corregir: reducir.
    10. El talento es el ritmo. Los problemas más sutiles empiezan en la puntuación.
    11. En el cuento, un minuto puede ser eterno y la eternidad caber en un minuto.
    12. Narrar es seducir: jamás satisfagas del todo la curiosidad del lector.
    He aquí el "Nuevo Dodecálogo de un cuentista":
    1. Si no emociona, no cuenta.
    2. La brevedad no es un fenómeno de escalas. La brevedad requiere sus propias estructuras.
    3. En la extraña casa del cuento los detalles son los pilares y el asunto principal, el tejado.
    4. Lo bello ha de ser preciso como lo preciso ha de ser bello. Adjetivos: semillas del cuentista.
    5. Unidad de efecto no significa que todos los elementos del relato deban converger en el mismo punto. Distraer: organizar la atención.
    6. Anillo afortunado: a quien escribe cuentos le ocurren cosas, a quien le ocurren cosas escribe cuentos.
    7. Los personajes aparecen en el cuento como por casualidad, pasan de largo y siguen viviendo.
    8. Nada más trivial, narrativamente hablando, que un diálogo demasiado trascendente.
    9. Los buenos argumentos jamás pierden tiempo argumentando.
    10. Adentrarse en lo exterior. Las descripciones no son desvíos, sino atajos.
    11. Un cuento sabe cuándo finaliza y se encarga de manifestarlo. Suele terminar antes, mucho antes que la vanidad del narrador.
    12. Un decálogo no es ejemplar ni necesariamente transferible. Un dodecálogo, muchísimo menos

    Por Ramón Rocha Monroy - Columnista - 28/10/2010

    martes, 26 de octubre de 2010

    Leer cuentos a los niños mejora su inteligencia


    Leer cuentos a los niños mejora su inteligencia. Recientes investigaciones han descubierto que los bebés se interesan por los cuentos que les leen sus padres y estos cuentos estimulan su inteligencia, no hay que dudar en leer cuentos a los hijos aunque se piense que todavía son demasiado pequeños para entendernos.

    Si los niños tienen libros que leer, libros con los que reír y de los que conversar, descubrirán que los libros pueden ser interesantes, divertidos y formativos. Ve con tus hijos a las bibliotecas y a las librerías, que sean ellos los que elijan sus libros, dentro de aquellos que sean adecuados para su edad. Los niños tienen que ver la lectura como algo divertido, no hay que obligarles a leer, sino inculcarles el hábito de la lectura como una costumbre divertida y entretenida a través de la que se pueden descubrir nuevos horizontes.

    Algunos consejos IMAGINARIUM para que los niños se interesen por la lectura: Léeles cuentos desde muy pequeños, y para que sea más divertido puedes interpretar cada personaje con distintas voces. Así despertarás su atención. Anímale a que forme su propia biblioteca con sus libros favoritos. Haz de la biblioteca un lugar familiar para los niños, llévales a menudo. Comenta con ellos sus lecturas y libros, intercambia opiniones o simplemente deja que te cuenten lo que descubren en sus libros. Además de invitar a los niños a leer,¡Anímales a que escriban sus propias historias o vivencias! Puede resultar interesantísimo y es un buen ejercicio para que desarrollen su imaginación.

    información de Imaginarium.

    sábado, 12 de junio de 2010

    Ana María Matute «El libro no morirá porque es un objeto perfecto»


    -Literatura y vida. Dos cosas que usted no puede separar...
    -Yo no. Habrá algún escritor que pueda, aunque creo que pocos. Pero eso no quiere decir que haya escrito mi vida, nunca he escrito una novela autobiográfica... aunque estoy dentro de todos mis libros.
    -Dice que escribe para encontrarse a sí misma y su lugar en el mundo... ¿Cómo va la búsqueda?
    Ya me encontré hace tiempo... pero me rechacé y me volví a encontrar. Me he encontrado y reencontrado muchas veces, pero siempre queda un rinconcito... Queda como un ansia, porque el ser humano siempre persigue algo que no sabe lo que es... y eso ayuda vivir.
    -¿Cómo se mantiene la inocencia en un mundo que se empeña en darnos guantazos?
    - Es muy difícil mantener la inocencia, pero es una actitud frente a la vida. La tiene quien no ha perdido del todo la infancia, que es una época que nos marca, una etapa de formación... y de deformación. Se es inocente por naturaleza.
    - ¿Esa pérdida de la inocencia es algo de ahora?
    - No, en cuanto a sentimientos no hay nada nuevo ahora. Hay costumbres, pero los sentimientos están intactos, como los de Adán y Eva –si existieron, claro–. Cuando se enamoran un chico y una chica lo hacen como Romeo y Julieta.
    - Y pobre del que no se enamore como Romeo y Julieta..
    - Ya lo creo. Yo me enamoré así y ya tenía treintaitantos años. Y me duró 28 años. Fue terrible perderlo.
    - ¿Hay algo después de esta vida?
    Eso me ha hecho llegar a los 85 años... Yo espero que sí, aunque lo único seguro es la muerte. Es bonito creer, y si luego no hay nada, tú lo has pasado bien creyendo que sí. Es que mi alma... ¿adónde va? Tiene que ir a algún sitio. Mis deseos, mis sueños, mi amor...
    - ¿Qué es lo más maravilloso que ha visto en los mundos a los va?
    - Tantas maravillas... En el mundo hay cosas maravillosas y cosas que son todo lo contrario, como la guerra. Yo intento quedarme con lo bueno, aunque me han hecho unas putadas tremendas. Eso sí, puedo decir que nunca me he aburrido.
    - Usted siempre ha sido una defensora de los cuentos, y hace poco la ministra de Igualdad decía que había que cambiarlos.
    - Es que esa señora no se ha enterado de nada. Ha leído los cuentos y no se ha enterado. Las princesas de los cuentos nunca han existido, pero tienen un significado mucho más profundo de lo que ella se imagina. Y los niños son más listos y más inteligentes de lo que nos pensamos. Yo de pequeña no me imaginaba a Blancanieves como yo o mis amiguitas... y así aprendía de otras épocas.
    - ¿Envidia algo de los niños de hoy en día?
    - La libertad. Aunque es un arma de doble filo. Nos hemos pasado un poco de la raya, y empezando por mí, por mi hijo... ¡que ahora se ha convertido en mi padre!
    - Dice que la palabra es lo más bello, pero ¿alguna no le gusta?
    - Hay muchas, pero una es sobaco. Habiendo una palabra tan bonita como axila, no sé por qué hay que decir sobaco, suena a sudor.
    - ¿Qué hace cuando no escribe?
    - ¡Vaguear! Y tomar copitas con los amigos. Bueno, y leer mucho, porque cuando escribo no leo, y se me forman unas pilas...
    - ¿Entiende a quien dice que no le gusta leer?
    - Lo puedo entender pero no compartir. A mi por ejemplo no me gustan los deportes y no por eso son malos. El fútbol me deja indiferente. Tengo una hermana que es culé, y por ella prefiero que gane el Barça, pero por mí... que gane Vladivostok. Me da igual.
    - ¿Se imagina leyendo un libro en una pantalla?
    - Últimamente me han enseñado unas pantallas más pequeñas que no están tan mal. Aunque yo no dejaré de leer en papel, con ese olor... El libro no morirá. Es un objeto tan perfecto, tan bien hecho... aparte de lo que guarda.
    - ¿Qué quiere ser de mayor?
    - Me gusta ser escritora. Aunque si no, sería carpintera. Me encanta el olor de la madera, y una vez hice un altillo... y no se mató nadie (ríe). Desde pequeña me gustaba fabricar cosas con las manos. Y pintar. En mi casa todos creían que sería pintora. Me gusta la pintura y los lápices de colores. Tengo centenares de cajas... pero que no se entere mi hijo.
    - Siempre ha dicho que cree en las hadas y los gnomos... ¿Los ha visto alguna vez? ¿Cómo son?
    - Sí. Y son... pues como son ellos. Hay un ilustrador inglés que se llamaba Arthur Rackham... y son tal como los dibujaba. Alguien dijo que había visto a las hadas, y es verdad. Hadas que no son las del cucurucho, ¿eh? Nada que ver.
    - ¿Las veremos si miramos bien?
    - No todos. El que no cree en ellas nunca podrá verlas. Hay que querer creer. Tú también las has visto, ¿verdad? Eso se nota...

    12-6-10 http://www.levante-emv.com

    Monstruos de la literatura infantil

    Cuentistas e ilustradores protagonizan un auténtico 'boom' en los países nórdicos. Los altos índices de lectura y escolarización ayudan al auge

    Garmann es un niño rubio con pecas y cara de estar siempre tramando algo. Un chaval rebosante de curiosidad y el protagonista de las más rocambolescas aventuras. Y su triunfo en Noruega bien podría servir de punta a un iceberg literario: el del tremendo fenómeno de las novelas infantiles y juveniles llegadas del frío de los países nórdicos, invitados esta edición a la Feria del Libro de Madrid, cuyas casetas echan mañana el cierre en el Retiro.

    Las idas y venidas de Garmann invaden las librerías y sacian el ansia novelesca de los fans en sus primeros balbuceos lectores, asunto en que los países nórdicos son verdaderas potencias. Eso se debe en parte a la tradición de transmisores entre generaciones de fantásticas aventuras de islandeses, daneses o suecos.

    Los ilustradores y creadores de cuentos son por aquellos lares respetados por su capacidad de transmitir a los niños la pasión por la ficción y la práctica del estímulo de la imaginación. Finlandia, sin ir más lejos, es unos de los países con mejores niveles de educación. De las 3.579 escuelas de educación básica con las que cuenta este país de 5,3 millones de habitantes, tan solo 27 son privadas. Y eso se debe, según los expertos, a las armas de ficción con las que los más pequeños se ven dotados desde sus primeros pasos educativos.

    La investigadora y "especialista en interculturalidad" Tarja Ehnqvist, finlandesa, subraya que, en su país, "el 99,7% de los 586.381 alumnos terminan la enseñanza básica". "El fracaso escolar es casi inexistente", sentencia. ¿Y las razones del éxito? "La unidad y la equidad del sistema escolar; los recursos socio-culturales, con 2.000 bibliotecas públicas, que ofrecen 7.226 volúmenes por cada 1.000 habitantes. Y la selección y formación del profesorado".

    A esas claves cabe añadir también el amor por la lectura que se transmite en familia. En el siglo XIX, los finlandeses se podían casar solamente si sabían leer y escribir. "A buenos lectores, mejores redactores y también mejores conocedores del mundo", afirma la investigadora.

    Y es ahí donde empieza el trabajo de personas como la ilustradora Hanne Bartholin, danesa, autora de las imágenes de El zorro rojo. Se muestra satisfecha de que sus obras en la literatura infantil "se hayan equiparado al de los escritores": "Me gusta trabajar con aquellas personas que me dejan un espacio a mi creatividad". "La situación ideal", explica, "es cuando las palabras bailan al unísono con los dibujos, es entonces cuando el ensamblaje funciona y el lector lo pilla al instante". La ilustradora considera que el libro infantil es "mágico". "Tanto las portadas como las contras son el envoltorio, y cuando abres las primeras páginas, si el cuento está bien hecho, te introduces en un universo que te seduce y te guía hasta el final casi sin darte cuenta".

    Áslaug Jónsdóttir (Islandia)-ilustradora-, Rakel Helmsdal (islas Feroes) -escritora- y Kalle Guettler (Suecia) -escritor- conocen bien ese trabajo en equipo que en la mayoría de las ocasiones es la literatura infantil y juvenil. Ellos son los creadores de las obras ¡No! Y el pequeño monstruo dijo no y Los monstruos grandes no lloran, editados en España por Beascoa. Tienen una forma especial de trabajar. Escriben y dibujan cada uno en su país los cuentos que van editar ese año, se mandan miles de correos electrónicos y una vez al año se reúnen para cotejar en directo el resultado que saldrá al mercado. En la creación de medio libro invierten cerca de tres años. "Es un proceso lento, pero nos está dando buenos resultados. Cada uno escribe una idea y la comentamos a través de correo electrónico, y eso nos da mucho juego para debatir". No hay que olvidar que los guiones los escriben en tres idiomas diferentes.

    La islandesa Jónsdóttir cree que los ilustradores nórdicos son más osados y los editores están inclinados a las apuestas fuertes más que los españoles. "También es verdad", puntualiza Guettler, "que el nivel de lectura en los colegios en Suecia o Finlandia es muy elevado, y eso te permite ser más creativo, al saber que hay mercado que demanda tu libro".

    Rakel Helmsdal, por su parte, escribe, además de los libros de monstruos, novelas para niños de 10 años, obras de teatro y cuentos cortos para adultos. Admite que ella y sus compañeros de gremio no han llegado en masa al lector español como sus compañeros de novela negra. Pero es indudable que se están haciendo un hueco importante entre los pequeños lectores españoles. Su fórmula es la apuesta por buenos textos con excelentes ilustraciones. Y con una receta así hasta los grandes monstruos pueden no resultar tan malos.

    12-6-10 El País


    lunes, 17 de mayo de 2010

    'LA MEMORIA DE LOS CUENTOS'

    Un libro recoge los cuentos populares transmitidos por tradición oral


    Para recuperar y preservar todos estos cuentos que nos han llegado a través de la tradición oral y que son parte fundamental de la Historia de la Literatura, la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales edita, en el marco de la Presidencia Española de la UE, 'La memoria de los cuentos. Los últimos narradores orales'.
    El objetivo del proyecto es poner en valor uno de los mayores tesoros de la cultura popular española, la de los cuentos que se han transmitido durante siglos en el seno de la familia, de la tertulia campesina o del patio de vecindad.

    Para realizar este proyecto, el editor de la publicación, Antonio Rodríguez Almodóvar y José Luis López Linares han recorrido la geografía española para localizar y entrevistar a algunos de los últimos portadores de este patrimonio imaterial de la humanidad.

    El libro -que va acompañado de un documental- reúne una treintena de relatos contados por nueve narradores de entre setenta y noventa años en su lengua o habla local: castellano, gallego, menorquín, andaluz. Con ellos podemos comprobar que las mismas historias se encuentran en puntos muy alejados geográficamente.

    17/5/10 Antena 3noticias

    viernes, 14 de mayo de 2010

    'Cuentacuentos', la web para pequeños escritores


    Cuentacuentos' es un portal en el que los más pequeños son los protagonistas. La web permite a los usuarios escribir y editar cada página de su propio cuento. Una vez terminadas, las historias pasan a formar parte de la base de datos, de modo que se crea una 'biblioteca' virtual en la que acceder al trabajo de los demás miembros.
    Construir un cuento es muy sencillo: sólo hay que ir creando páginas con el texto correspondiente, y combinar los diferentes escenarios, personajes y objetos disponibles. Además, el texto puede editarse de distintas formas, y existe incluso la posibilidad de crear 'bocadillos' para simular diálogo entre los personajes, logrando darle un formato de cómic a la historia.
    Una vez terminado el proceso, los cuentos pueden enviarse a un amigo, imprimirse en color o en blanco y negro (esto permite colorearlos a gusto del consumidor) o, incluso, ser escuchados. Todos los cuentos creados están disponibles para que los otros usuarios disfruten de ellos.
    Además, 'Cuentacuentos' tiene constancia de cuáles son las historias más visitadas, y guarda una clasificación temática para que el lector pueda buscar con más facilidad: clásicos, de hadas, fábulas, leyendas e incluso textos en verso.
    Esta aplicación ya es utilizada por muchas escuelas de todo el mundo, y cuenta con un amplio abanco de características que la hacen, tal y como afirma la propia web, "divertida y creativa".
    + info:
    http://www.cuentacuentos.es/

    martes, 11 de mayo de 2010

    Los cuentos forman la mente del niño

    Felicidad Orquín es de esas personas que han logrado ser incuestionables por todo un sector profesional que la considera un referente indiscutible, incluso internacionalmente. En este caso, en el del mundo de la literatura infantil y juvenil, al que sigue ligada.

    Como editora creó y dirigió la colección Labor Bolsillo Juvenil, así como Austral Juvenil y Austral Infantil en la editorial Espasa-Calpe, donde también dirigió la colección de ensayo Espasa-Mañana y fue directora literaria. También destaca como investigadora y crítica de literatura infantil, labor esta última por la que recibió el Primer Premio Nacional de Crítica de Literatura Infantil, en 1980.

    Orquín, además, ha estado implicada con los movimientos de renovación pedagógica y feministas de los años setenta. De hecho, otra vertiente de sus actividades es la relacionada con temas de género, escritura femenina, las imágenes sexistas en los libros para niños o el espacio social de las mujeres.

    Aunque se muestra prudente, no deja de mostrarse sorprendida de que alguien considere la posibilidad de vetar cuentos de la narrativa tradicional. Piensa que forma parte de ciertos abusos en nombre de lo políticamente correcto. Está de acuerdo en que se busquen otras fórmulas, otros relatos que, en la literatura para los pequeños, otorguen a la mujer y a la niña otro papel más igualitario, pero sin renunciar nunca a los cuentos que ya existen. Recuerda que eso se inició en años setenta y ochenta del pasado siglo, como la colección A favor de las niñas: "Pero no se puede deconstruir la narrativa tradicional, sino crear otros cuentos feministas, porque, además, no se trata de invertir los roles, sino crear desde una mirada feminista nuevos valores".

    Quiere dejar claro que todos los cuentos de la narrativa tradicional, y muchos de los actuales, son sexistas en cuanto proceden de una sociedad patriarcal: "Como en gran medida es actualmente la nuestra. Pero lo que hay que preguntarse es el valor que, no obstante, tienen estos relatos para los niños y niñas".

    Según ella, el primero que se lo preguntó de manera casi científica fue Bruno Bettelheim (1903-1990), escritor y psicólogo infantil, en su libro Psicoanálisis de los cuentos de hadas, publicado en 1975: "Toda la concepción de la bondad positiva de estos cuentos parte del análisis que él hizo, donde hacía especial hincapié en la importancia que estos relatos tenían para la formación moral e intelectual de los niños; no hay que perder de vista que eso es lo fundamental".

    Orquín, como otros expertos, tiene claro que el cuento de hadas le ofrece al niño de una forma simbólica materiales para entender sus sentimientos: "Hay que pensar que el libro de Bettelheim se escribe después de todas las teorías de Freud, y por entonces ya se sabe cuáles son los sentimientos de los niños y cuáles son sus sufrimientos".

    Sostiene Orquín que estos cuentos de hadas, en mayor medida que cualquier cuento contemporáneo, ayudan al niño a un mayor crecimiento psicológico "porque estos cuentos tratan de cosas que el niño siente dentro, aunque no es capaz de ponerle nombre, como es la rivalidad, el narcisismo... Estos cuentos le presentan imágenes con las que se puede identificar y el niño o niña puede ir eligiendo lo más positivo, o lo que está más de acuerdo con su personalidad".

    Por otra parte, no pierde de vista que hay que tener en cuenta que estos cuentos proceden de la tradición oral, ya que Vladimir Propp, en su libro Raíces históricas del cuento, estudia estos cuentos maravillosos de hadas, a los que se puede considerar la prehistoria de la humanidad: "Todos ellos son universales, porque se dan con variantes en todos los países, son figuras que hay que considerar arquetipos".

    "Por eso en el siglo XVII un hombre culto de la corte, como Perrault, toma estos cuentos de aquellos populares que había oído a su niñera, y hace una colección de clásicos que se mantienen ahora, como La bella durmiente, Caperucita o Piel de asno, que recogen esas experiencias subconscientes de iniciación para niños y niños. No hay más que recordar Caperucita, cuento que termina con una moraleja con la que se advierte a las niñas para que se defiendan frente a los hombres mayores que pueden perseguirlas", concluye Orquín, quien sostiene que los estereotipos que aparecen en las mujeres de estos cuentos no son sexistas, ya que las figuras femeninas, tanto las bondadosas como las malvadas, tienen un papel y, a veces, el más activo.

    El País 10-4-10

    Blancanieves censurada

    Ha hecho falta que Zapatero creara un Ministerio de la Igualdad y que Bibiana Aido se pusiera al frente del mismo para que nuestros próceres descubrieran que los cuentos con los que nos hemos dormido muchas generaciones de este país eran sexistas. ¡Vaya perspicacia!

    Son sexistas como lo es la sociedad actual. Lo lamentable es que las historias, o el trasfondo que narran Blancanieves, la Cenicienta, Caperucita Roja y tantos cuentos de Hadas, sigan teniendo vigencia en el siglo XXI.

    Pero ahora la ministra de Igualdad ha dado con la clave para arreglar el problema: hacer una campaña institucional contra este tipo de lecturas, arrinconar la literatura clásica para fomentar cuentos modernos donde las niñas tengan un papel relevante. Menos mal que, de momento, lo políticamente correcto no les ha llevado a aconsejar la quema de los ejemplares de estas inocentes historias infantiles.

    Porque, según bastantes expertos en pedagogía infantil, los cuentos tradicionales como Cenicienta o Cabeza de Asno o los recopilados por Perrault, además de su componente sexista, que lo tienen, introducen al niño en un mundo mágico, estimulan su fantasía y le aportan valores como la bondad y la generosidad.

    Algo tendrán estos cuentos, que viene de la tradición oral y cuya vida se remonta a muyos siglos atrás, formando parte de nuestro mas importante patrimonio cultural, como para que, todavía hoy, sigan siendo los más vendidos.

    Antes de censurar unos cuentos ¿no se le ha pasado por la cabeza a la ministra Aido el proponer a los docentes una lectura pedagógica y moderna de los mismos, explicando los roles de princesas y príncipes, Blancanieves y enanitos, a día de hoy?

    El problema más grave de los niños de 2010 no es el sueño envenenado de Blancanieves y su salvación por un beso principesco, sino la dificultad para aficionarlos a la lectura y su adicción al mundo de las maquinitas, donde los juegos son violentos además de escandalosamente sexistas.

    Lo grave, lo realmente grave, es el espectáculo de utilización de la mujer como un objeto de consumo que la publicidad comercial hace en los anuncios de televisión, aparato al que los niños permanecen enganchados demasiadas horas al día.

    Lamentablemente Caperucita, que era una fábula donde se advertía a las niñas para que desconfiaran de los hombres desconocidos que se les aproximaban, les acompaña muy pocos años en su vida. Los videojuegos y la televisión les conducen por todo el camino de la adolescencia. Frente a ese riesgo el Ministerio de Igualdad no parece tan preocupado.

    Victoria Lafora 11/4/10

    domingo, 9 de mayo de 2010

    La eterna juventud de PETER PAN


    Hoy hace 150 años nació J. M. Barrie, creador del personaje
    Hoy puede ser un buen día para visitar los jardines de Kensington, en Londres, y detenerse un momento ante la escultura de bronce que representa a Peter Pan tocando la flauta. En un día como hoy, hace exactamente 150 años, nació James Matthew Barrie, el escritor escocés que dio vida al niño que no quería crecer y que, más allá del éxito literario, se ha convertido en el arquetipo de una determinada conducta que incluso da nombre, en psicología, a un síndrome que define los problemas para alcanzar la madurez que sacuden al hombre contemporáneo.

    Poco sospechaba J. M. Barrie cuando estrenó, en 1904, la obra teatral Peter Pan o el niño que no quería crecer que su personaje se iba a convertir en un mito. Por aquel entonces, un celoso George Bernard Shaw dijo que se trataba de un "engañabobos para niños escrita por un adulto". El personaje ya había aparecido, dos años antes, en la novela El pajarito blanco, donde Barrie lo ideó como un bebé de siete días - con aspecto de niño y alma de pájaro-que huía a los jardines de Kensington. Tras el éxito de la obra teatral, en 1911 apareció la novela Peter Pan y Wendy.

    Para Joan Riambau, uno de los traductores de la obra al español, además de prologuista de la edición de Edhasa - de donde proceden las imágenes de estas páginas-,la seducción que irradia el niño eterno radica en que "Nunca Jamás es el territorio idílico de las ensoñaciones infantiles, el lugar mágico donde todo puede ser de mentirijillas, desde el amor hasta la familia, desde los jue-gos hasta la comida". En el fondo, la obra trata "sobre cómo preservar el mundo imaginario propio de esa edad". De cómo mantener la magia en nuestras vidas, cómo rebelarse ante la rutina. Peter Pan "se niega a afrontar el destino convencional que para él prevén su madre o la madre de Wendy".

    La vida de Barrie no fue fácil. La muerte de su hermano David a los 13 años, en un accidente de patinaje, traumatizó a su madre hasta tal punto que la mujer despreció a su hijo vivo, que solamente se sentía querido cuando se disfrazaba de su hermano muerto. Con serios problemas sexuales - no está claro si se trataba de impotencia o de un enanismo psicogenético que impidió que se le desarrollaran los genitales-,Barrie murió virgen. Un día, este hombre de 1,47 m de estatura, paseando - cómo no-por los jardines de Kensington, conoció a los hijos de Arthur y Sylvia Llewellyn Davies y "adoptó aquella familia como propia", en expresión de Silvia Herreros de Tejada (1975), autora del ensayo Todos crecen menos Peter (Lengua de Trapo). Aquellos niños (George, John, Michael y Peter) acabarían apareciendo en la novela con sus nombres. Cuando los padres murieron, Barrie adoptó a los críos, que afrontaron lo que Riambau llama "su trágico destino". George murió en combate en la Primera Guerra Mundial. Michael se ahogó en un accidente, que algunos siguen viendo como un suicidio. Y Peter se suicidó lanzándose al metro de Londres.

    Un amor exacerbado. Para Herreros, "este personaje fue la gran fantasía compensatoria de su autor, cumplía los sueños que él había tenido para sí mismo: no crecer nunca y no tener que enfrentarse a los problemas de este mundo, casarse y formar una familia. La adopción de los hijos de sus amigos fue ideal: así tenía una familia sin haber tenido que intervenir sexualmente". Herreros cree que hoy Barrie habría causado escándalo "porque el narrador de El pajarito blanco, una novela que se ha quedado antigua, demasiado cursi, es un señor que quiere robar a un niño que ha conocido en un parque. Y hoy ese amor exacerbado por los niños lo trataríamos de paidófilo. Pero en la época no, de hecho todas las madres iban como locas por los parques buscando a Barrie para que se hiciera amigo de sus hijos".

    El psicólogo Antoni Bolinches (Barcelona, 1947) acaba de publicar Peter Pan puede crecer (Grijalbo), obra donde analiza el llamado síndrome de Peter Pan. Explica que, cuando Dan Kiley desarrolló en 1983 los elementos básicos de esta anomalía del comportamiento, "se trataba de un problema minoritario. Sin embargo, hoy en día afecta alrededor del 50% de la población masculina de Occidente, en mayor o menor grado. El problema es grave". Su consulta está llena de hombres inmaduros y con miedo al compromiso, que acuden a veces solos pero a menudo arrastrados por sus parejas. "El hombre Peter Pan - afirma-es un subgrupo de hombre inmaduro, con unas características específicas, dañinas para él y para su entorno. Inmaduros lo somos todos en la juventud pero la madurez es la evolución deseable, implica asumir las cosas que nos van ocurriendo. Necesitamos un tiempo, unos años, para que se produzca".

    ¿Por qué la inmadurez se ha convertido en una epidemia? Las razones sociológicas que apunta Bolinches son "el modelo de sociedad consumista, que ha creado una idea de felicidad en la que se requiere poco esfuerzo para conseguir las cosas, y un estilo de educación excesivamente permisivo, no se educa a los jóvenes en la cultura de la resistencia a la frustración. Vivimos en una cultura hedonista y hay que ir hacia una cultura del esfuerzo”. Bolinches, que cree que Barrie
    “expresó en Peter Pan sus fantasmas personales”, duda que sus traumas psicológicos le impidieran crecer físicamente, como han afirmado algunos: “En su caso yo diría lo contrario, que el no haber crecido le hizo refugiarse todavía más en un mundo infantil”. Tampoco cree que torturara de algún modo a sus hijos adoptivos hasta el suicidio: “Lo de estas muertes parece más bien un ejemplo de alguien que obtiene una fama vicaria, por algo que no se ha ganado él mismo con su esfuerzo, el síndrome del padre famoso”. “Los peterpans de nuestros días –prosigue el psicólogo– son poco responsables en el ámbito de las relaciones amorosas,vuelan de flor en flor. No quieren sufrir, no se sintieron suficientemente queridos en otras situaciones y no están en condiciones de registrar un nuevo desengaño, así que no se ilusionan”. En Nunca Jamás, Wendy sugiere a Peter Pan que pueden ser una pareja. “Él se entretiene con Wendy mientras ella está –señala Herreros de Tejada–, pero cuando ella le propone ir más allá, él inmediatamente salta y deja claro que no, que aquello es un juego y que no quiere saber nada”. Pero ¿no se puede ser feliz siendo un Peter Pan? “Hasta los 30 y pico años pueden seguir evadiéndose
    –responde Bolinches–, pero por lo general llega un momento en la vida en que ellos mismos se
    preguntan qué les está pasando”. Juventud 1, ancianidad 0. Rodrigo Fresán (Buenos Aires, 1963)
    es autor de la novela Jardines de Kensington (Mondadori), basada
    en la vida de J.M. Barrie y ya traducida en Inglaterra y EE.UU. Una de las autoras que han elogiado a Fresán es la gran dama de las letras británicas, A.S. Byatt, quien a su vez acaba de publicar El libro de los niños (Lumen), monumental novela –donde también aparece
    Barrie– centrada en una escritora de libros infantiles de la época. Para Fresán, “no es casual que el personaje de Peter Pan aparezca al final de la era victoriana y el advenimiento de la
    era eduardiana, donde explota el paradigma de la juventud eterna, también con Drácula de Bram
    Stoker, El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde o Ella de Henry Rider Haggard. La juventud se
    convierte en valor y retrocede la idea de la ancianidad como sabiduría.
    En mi novela asocio esa época con los años 60, el swinging London, cuando aparecen los rockers, que son peterpans auténticos, y grupos como los Rolling cantan a la satisfacción y a morir antes de llegar a viejo.Yen eso estamos ahora... todavía”. En cualquier caso, hoy, domingo de aniversario, es un buen día para jugar con nuestros niños y soñar con el País de Nunca Jamás, ese lugar de piratas, sirenas y niños perdidos en el que todos hemos estado alguna vez. Mañana,
    lunes, ya volveremos al trabajo.

    XAVI AYÉN
    La Vanguardia 9-9-10

    La psicóloga Begoña Ibarrola afirma que dedicar tiempo a los cuentos refuerza el vínculo emocional entre padres e hijos

    Recomienda una selección adecuada de cuentos clásicos y actuales para educar a los menores en valores y emociones
    La psicóloga y escritora Begoña Ibarrola defiende que dedicar tiempo a los cuentos refuerza el vínculo emocional entre padres e hijos. "Se está perdiendo la costumbre de leer cuentos a los niños argumentando falta de tiempo, pero no se tiene en cuenta el valor enorme del 'momento del cuento' como vínculo emocional", afirmó.
    La experta en educación e inteligencia emocional comentó, en declaraciones a Europa Press, que la misión del cuento es ofrecer valores, enseñanzas y herramientas de educación emocional, favoreciendo el autoconocimiento, la capacidad de regular las emociones, así como disponer de autonomía personal y fomentar la conciencia social con desarrollo de la empatía y la capacidad de solucionar conflictos. Así lo dijo en relación con su participación en las V Jornadas de Educación Infantil de SM tituladas 'Educar las emociones a través del cuento', que se celebran hoy en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo con la presencia de más de 200 profesores de Educación Infantil de Asturias. Ibarrola incidió en que los adultos, tanto padres como tutores o profesores, deben hacer una selección adecuada de cuentos clásicos y actuales para educar a los menores en valores y emociones. Al respecto, apuntó que los cuentos pueden contribuir a abordar la perspectiva de género, analizando los diferentes roles de hombres y mujeres que aparecen en los cuentos clásicos y tratar los cambios sociales que han ido ocurriendo a lo largo del tiempo. "Los valores y las emociones evolucionan pero no cambian, se sigue hablando del miedo, la tristeza, la alegría o el amor", dijo.
    En este sentido, defendió la variedad de la literatura infantil actual. La escritora reconoció, no obstante, que existe tanta oferta que se hace complicada la selección por lo que recomendó a los padres que se dejen asesorar en las librerías especializadas en literatura infantil. Igualmente, apostó por la convivencia entre cuentos clásicos y actuales. "Hay que apostar por la literatura
    actual pero sin dejar de lado a los cuentos tradicionales que aportan una gran carga simbólica", aseveró.

    BLANCANIEVES Y EL PRINCIPITO
    Entre los cuentos tradicionales, Begoña Ibarrola puso como ejemplo de historia rica en matices, emociones y valores a 'Blancanieves y los siete enanitos', ya que cada personaje representa con claridad diferentes emociones y estados de ánimo.
    También destacó 'El Principito' como cuento más bien moderno, con un contenido que alimenta el imaginario infantil y también de la edad adulta. "Los buenos cuentos, como las buenas historias en general, varían según el momento de la vida del lector", señaló. En esa línea, la psicóloga y escritora comentó que cada vez existen más cuentos para niños que también lo son para adultos, y señaló que uno de sus "cuentos para sentir emociones", titulado 'El oso gruñón' trata sobre el
    enfado y aborda "cómo si alguien mantiene una actitud arisca e intransigente se quedará solo, algo que sirve tanto para educar en emociones a los niños como a los adultos", concluyó.

    EFE 5-3-10

    La verdad del cuento

    Va para treinta años que empecé a ocuparme de los cuentos populares españoles. Los verdaderos cuentos de nuestras abuelas, que nada tienen que ver con los de Perrault, Grimm, Andersen..., y mucho menos con los de Disney & Co, salvo una cosa: que todos proceden de un tronco común, el viejo tronco de la cultura indoeuropea, que se extendió desde el noroeste de la India al cabo San Vicente, en tiempos prehistóricos y hasta casi hoy, cuando ya las pobres abuelitas han sido arrumbadas por la tele o la videoconsola. Es admirable la enorme extensión geográfica que tuvieron esas historias, centenares de ellas, circulando de un lado para otro, burlando toda clase de fronteras políticas y lingüísticas, transmitidas por las tertulias campesinas y hogareñas, al amor de la lumbre, o al aire libre de las noches de verano. Sin duda, el más intenso proyecto intercultural que ha llevado a cabo la especie humana.
    La pena es que la cultura oficial nos impuso los modelos francés, alemán, nórdico... cuando aquí teníamos esos mismos cuentos (en castellano, catalán, gallego, euskera...), sólo que en nuestras propias adaptaciones, con la gracia y el sabor primigenio de una forma de cultura que no se paraba en remilgos, afeites ni moralinas, esto es, perfectamente incorrectos. En ellos encontraremos a nuestras Cenicientas y Blancanieves, siempre con otro nombre: Los tres trajes, Estrellita de Oro, La madre envidiosa, Mariquilla y sus siete hermanitos, etcétera, donde, efectivamente, la envidiosa suele ser la propia madre de la heroína, y no la madrastra; la hermanastra de Cenicienta recibe el don contrario de salirle un rabo de burro en la frente; los supuestos enanitos del bosque son los siete hermanos bandoleros; el gallo Kirico se mancha el pico con caca de vaca, el medio pollito esconde a todos sus aliados en su medio culito, la hija del jornalero duerme a oscuras con el Príncipe Lagarto, y la niña que riega las albahacas administra un severo escarmiento a un príncipe acosador de doncellas. También existía un Bello Durmiente, contrapuesto punto por punto al modelo sexista. Y así una infinidad de cuentos extraordinariamente sabrosos, muchas veces heterodoxos, pero siempre deslumbrantes.
    ¿Qué será de ellos? A duras penas hemos llegado a tiempo de salvar del olvido a unos cuantos. Pero depende de todos nosotros el que no mueran por completo.

    Antonio Rodríguez Almodóvar es escritor y experto en cuentos.

    El País 3-4-10

    Érase otra vez...

    La literatura infantil se renueva, pero los superventas son los clásicos de siempre, como 'Caperucita' - El miedo atávico a la soledad, el abandono o la violación no tiene sustituto

    Érase una vez y otra y otra que Caperucita llegó a casa de su abuelita y... La literatura infantil se renueva con grandes ilustradores, pero los superventas siguen siendo los cuentos de siempre en múltiples versiones. ¿Los niños eligen los clásicos o son los padres los que transmiten cuentos que ya les narraron sus abuelos?

    España es uno de los países europeos que más literatura infantil editan, aunque en los quioscos
    siguen ocupando lugar preferente los cuentos troquelados de La ratita presumida. Los clásicos,
    muchos de ellos de tradición oral y recopilados por los grandes maestros, como Hans Christian
    Andersen, los hermanos Grimm o Charles Perrault, conviven con una amplia producción
    contemporánea de calidad nacional e internacional. "Todos vivimos al margen de la literatura infantil hasta que tenemos un niño cerca, y entonces se recurre a las referencias del pasado, pero si das un paso descubres los cuentos actuales", dice Pep Molist, crítico literario. El relato infantil vive un buen momento, resurge la figura del cuentacuentos y se crean novedades. Sin embargo,
    nada ni nadie puede superar al lobo, la bruja y la madrastra. Son representaciones del conflicto, y
    sin conflicto no hay cuento.
    "Los cuentos tradicionales son un buen instrumento para conducir los conflictos inconscientes. El niño se encontrará, cuando lee Pulgarcito, con los sentimientos de pequeñez e impotencia; con el sentimiento de abandono en Hansel y Gretel, con la envidia en Blancanieves, con los celos en Cenicienta...", explica la psicóloga clínica Beatriz Azagra.
    Los padres cada vez tienen menos tiempo para contar y menos tiempo para la imaginación. "La sociedad actual requiere dedicación al trabajo, a las compras, al ocio... y realmente el momento para disfrutar con los hijos es muy poquito, aunque es cierto que hay una nueva generación de madres muy preocupadas que ya buscan el cuento antes de tener a su bebé", explica Numancia
    Rojas, experta en el arte de contar y enseñar a contar. "La crisis tiene algo bueno: vamos a tener que recurrir a lo ancestral, a la conversación en familia".
    En la casa de la ilustradora Roser Capdevila hay mucha luz y detalles de las famosas trillizas de su creación en cada rincón. Cuando no se trata de dibujos, son fotos de sus hijas, las reales. "Los clásicos son patrimonio de la humanidad", reivindica. "No son de un autor concreto". La prueba de que los cuentos populares no entienden de fronteras la tiene en su propia experiencia. "Hace años me invitaron a Japón y expliqué un cuento en una de las escuelas. Son niños muy receptivos. Mediante dibujos les conté el cuento de Pulgarcito, y resultó que ellos lo conocían exactamente igual. A Pulgarcito se lo comía un buey".
    Los clásicos se reeditan continuamente. Las editoriales apuestan por las nuevas creaciones, pero también juegan con la nostalgia. Una de las últimas colecciones son los Cuentos inolvidables, de Ferrándiz, con títulos como Mari Pili en biscúter y El Urbano Ramón.
    "Desde el punto de vista comercial funciona la nostalgia del pasado. Los compran los que eran niños hace 30 o 40 años, o los abuelos y abuelas", explica Virgilio Ortega, director editorial de Planeta DeAgostini. Ortega defiende también la creación de nuevas historias. "En estos momentos estoy en Bolonia -la mayor feria mundial de literatura infantil- y salgo de una exposición de ilustradores infantiles. Son auténticos artistas. Enmarcaría esos dibujos y los pondría en mi casa. Y no están llegando tanto como se merece", exclama desde el otro lado del
    teléfono. "Se están creando libros muy buenos, pero no todos se están promocionando", lamenta Ortega.
    La facturación anual del sector de literatura infantil y juvenil fue de 330 millones de euros en 2008, lo que supone un crecimiento en los últimos cuatro años del 21%. Thule es una de las editoriales que tratan de innovar. José Díaz, su editor, se queja de que el mercado "es un tanto conservador". Ellos apuestan por los cuentos de nueva creación, aunque también se apuntan a los clásicos versionados. Tienen un cuento que se llama La boca del lobo, la historia explicada desde el punto de vista del lobo de Caperucita, que reconoce apenado que todo fue un accidente. "No está mal que se cuenten de nuevo los clásicos, pero nosotros buscamos otra cosa. España está en un primer nivel mundial en ilustración, pero en cuanto a la letra existe la creencia de que
    el texto para niños es un texto para tontos", remarca Díaz.
    Otro de los cuentos editados por Thule se llama El libro inclinado, de Peter Newell (EE UU, 1912). Es la historia del carrito de un bebé que se le escapa a su madre y va atropellando a todo el mundo. "Es curioso ver cómo una historia de entonces es tan moderna". Se lo pueden preguntar a Caperucita Roja, tantos años repetida.
    Numancia Rojas defiende esta primera versión de la historia: "En la época de Luis XIV se produjeron una serie de violaciones en los campos de las poblaciones cercanas a París. Las víctimas eran adolescentes. Alguien inventó a Caperucita Roja para asustar a esas jóvenes y evitar así que fueran al bosque. Si realmente querían inventar un cuento maravilloso, ¿por qué el lobo espera a Caperucita en la cama y no se la come en el bosque? El rojo de su vestido simboliza la adolescencia, cuando llega la menstruación". Otro, Antonio Rodríguez Almodóvar, ha publicado La verdadera historia de Caperucita, en la que el leñador no salva a nadie, sino que la niña se da cuenta de que quien está en la cama es el lobo. En esta historia no existe la figura del macho-salvador de ninfas inocentes. Cada país tiene sus preferencias. En España, los favoritos son Caperucita Roja, Cenicienta, Las siete cabritillas, Los tres cerditos, Blancanieves, La ratita presumida, Hansel y Gretel y La Bella Durmiente, enumera Teresa Tellechea, editora de SM. En
    Reino Unido, uno de los más solicitados es Ricitos de Oro y los tres osos; en Francia, La princesa y el guisante, mientras que en Alemania gusta Hansel y Gretel.
    Las editoriales se repiten con los títulos, pero no más que los niños. ¿Por qué el niño se obsesiona con el mismo cuento? Lo pide uno y otra vez, semana tras semana. Los padres buscan distraer su atención, le ofrecen otros títulos, van juntos a la librería, pero no hay remedio. El niño quiere ese cuento. "Hay niños que se enganchan con determinados cuentos o con determinadas películas. No hay que preocuparse. Les tranquiliza escuchar o ver siempre lo mismo. Al niño la incertidumbre no le gusta, le inquieta. Como ya sabe que va a acabar bien, tiene un control sobre esa angustia", explica Arancha Fernández, psicóloga clínica del hospital madrileño La Paz.
    Al memorizar el cuento, el niño puede construir un primer andamiaje mental, algo así como formatear el disco duro. Es importante contarles siempre de la misma forma la historia para su seguridad mental, por eso protestan cuando se les varía una coma. Los cuentos de hadas, según Azagra, permiten al niño disociar los sentimientos y manejar la ambivalencia. Existen las hadas y la madrastra, el príncipe y el lobo, pueden disociar en personajes buenos y malos y manejarse con ellos, de la misma forma que deberá hacer con sus sentimientos.

    El País 03/04/2009

    Lo que ocultan los cuentos infantiles...

    Una escena de canibalismo en la que Caperucita roja y el lobo dan buena cuenta de los restos de la
    abuela, el destino fatal de las hermanastras de Cenicienta o la pasión por la carne infantil de uno
    de los personajes de 'La Bella durmiente' son algunos de los secretos que esconden los cuentos
    de hadas más populares.

    En la introducción a su célebre Psicoanálisis de los cuentos de hadas, Bruno Bettelheim afirma que este tipo de narraciones transmiten a los niños que ‘la lucha contra las serias dificultades de la vida es inevitable, es parte intrínseca de la existencia humana’. Los cuentos tradicionales, que no son exclusivos del ámbito europeo y cuyo origen en ocasiones se remonta a épocas anteriores a la aparición de la escritura, han sido (y siguen siendo) vehículo de transmisión de conocimiento y modelos de conducta.

    Con el paso del tiempo y en la medida en que algunas corrientes pedagógicas pusieron en duda su valor educativo, estos relatos se han ido dulcificando. Pero la eliminación de los elementos más crueles y sangrientos y las variaciones llevadas a cabo a lo largo de los siglos por los diferentes autores ( Charles Perrault en el siglo XVII y los hermanos Grimm en el XIX son los más conocidos) no han logrado reducir el fuerte contenido simbólico de unos relatos que, hoy en día, todavía nos ofrecen la oportunidad de desentrañar numerosos secretos.

    Blancanieves y los siete enanitos
    Blancanieves y los siete enanitos es uno de los cuentos más populares, sobre todo en la versión de los hermanos Grimm y en la adaptación cinematográfica realizada por Walt Disney en 1937. Las diferentes versiones del relato mantienen elementos como el espejo mágico o personajes como los siete enanitos, que en una variante albanesa son sustituidos por cuarenta dragones.
    En Blancanieves encontramos a una malvada madrastra obsesionada por la belleza que no duda en pedir a un cazador que arranque el corazón, los pulmones y el hígado de nuestra nívea heroína. El padre vuelve a ser una figura ausente que no se implica en el destino de su hija, obligada a exiliarse para salvar su codiciado pellejo. El número de enanitos tiene un significado místico y la simbología de la manzana se remonta al pecado original de Adán y Eva. Existe un epílogo al beso del príncipe azul en el que, mientras se celebra la boda, la madrastra acude a la
    ceremonia sin revelar su identidad y es desenmascarada por la propia Blancanieves. Como castigo a sus fechorías, la reina malvada es obligada a bailar con unos zapatos de hierro al rojo vivo.

    Muchos de los cuentos más populares giran en torno a la necesidad que tienen los héroes y heroínas protagonistas de superar una serie de obstáculos que les permitirán alcanzar la madurez vital. Expulsados del hogar familiar –territorio de la seguridad y la inocencia-, los personajes son obligados a enfrentarse a sus problemas con valentía.
    En el camino se hallarán con madrastras malvadas, brujas y lobos feroces con los que tendrán que lidiar gracias a su –recién descubierta- astucia. El espacio donde se encontrarán a sí mismos es ese bosque en el que, junto a peligros desconocidos, habitan criaturas animales que les ayudarán en su cometido; la naturaleza les ofrecerá un conocimiento intuitivo en el que apoyarse.
    En ese proceso obligado de transformación hacia la madurez, el niño conocerá a través de los cuentos, los aspectos más duros de la vida. Gracias a unas historias en las que abundan el abandono por falta de recursos, el asesinato o incluso el intento de parricidio, los niños se darán cuenta, de manera inconsciente, y siempre dentro de un ámbito de seguridad en el que los buenos vencen y los malos son castigados, de que la vida es más dura de lo que imaginan. Y gracias a la fórmula 'Érase una vez…', los niños sabrán que la historia que se le está contando es inmortal y puede repetirse por los siglos de los siglos.

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