martes, 30 de noviembre de 2010

Crecer con los cuentos


Escuchar un buen cuento, además de ser divertido, es un modo indirecto de descubrir la ambivalencia de los sentimientos y de reconocer las actitudes y los recursos más útiles para encarar un problema.

Cuando los padres cuentan un cuento a sus hijos no solamente les ayudan a relajarse, sino que también establecen una vía de comunicación y diálogo con ellos, ya que los niños suelen preguntar cosas acerca de lo que escuchan y a través de esas preguntas es factible descubrir su mundo interior, sus fantasías y sus temores. Los niños no suelen hablar de todas esas cuestiones directamente, pero por la influencia del relato pueden aflorar de forma espontánea.
Los cuentos, por lo tanto, además de aportar entretenimiento constituyen una fuente de beneficios para el desarrollo psicológico y emocional de los niños, entre los que destacan:

  • Mientras escucha un cuento, el niño mejora su capacidad de atención, de concentración y de reflexión, ya que arrullado por la voz de los padres aprende a seguir el relato desentendiéndose de cualquier otro estímulo.



  • Al identificarse con lo que les ocurre a los protagonistas y ver cómo resuelven los problemas que les van apareciendo, el niño descubre que estos tienen temores semejantes a los suyos y logran encontrar recursos para superarlos. Por eso es posible escucharles decir «Eso también me pasa a mí» mientras escuchan un cuento.


  • Los relatos fomentan la riqueza de vocabulario y de expresión en general, así como su capacidad de memorización.


  • Aumenta su capacidad de comprensión y de imaginación, lo que redunda en su desarrollo intelectual.


  • Potencian la relación padres-hijos, ya que mejoran la comunicación, el afecto y la confianza dentro de la familia. El momento de oír un relato es especial para el niño, ya que se siente importante para sus padres, tanto que estos postergan sus ocupaciones y les dedican una parte de su tiempo.


  • Enseñan la riqueza de los sentimientos. A través de los personajes conocerán la bondad y la maldad, el amor y el odio, la ternura, el aprecio, la justicia, el aburrimiento y la diversión... Asimismo, apreciarán los matices y la ambivalencia de todos estos sentimientos, lo fácil que es pasar de uno a otro.

  • http://www.cuerpomente.com

    viernes, 26 de noviembre de 2010

    Disney dejará de hacer cuentos de hadas


    Luego de que Disney cambiara el título de Rapunzel a Enredados, se especuló que la decisión se tomó para atraer a los niños a las salas de cine, afirmando que ese mercado no estuvo interesado en ver La princesa y el sapo.
    A pesar de esto, los realizadores Byron Howard y Nathan Greno han asegurado que la decisión se tomó para favorecer la historia, al darse cuenta que se narraba la historia de dos personajes y no sólo de una princesa.
    Sin embargo, el estudio reveló al The Times que no piensan hacer más filmes de princesas, ni inspirados en cuentos de hadas, ya que esto aleja a las audiencias masculinas. Por si esto fuera poco, el estudio asegura que las niñas de ahora ya no sueñan con ser de la realeza, ni con su príncipe azul. Según la crítica de medios Dafna Lemish, "para cuando [las niñas] tienen 5 o 6, no están interesadas en las princesas. Están interesadas en ser cool. Claramente, ven que esto es lo que la sociedad valora".
    De este modo, el estudio ahora trabaja en un nuevo proyecto de Winnie Pooh y está cerca de Reboot Ralph, la historia de un personaje de videojuegos en la época actual. Por su parte, Pixar continúa con la producción de Brave, su primera historia de princesas. ¿Qué opinan de esta polémica decisión? ¿Creen que Disney hace bien en abandonar los proyectos que tanto éxito le han dado?

    Docentes europeos elaboran en Fraga una propuesta para el Comenius


    Docentes de cuatro países europeos visitan esta semana Fraga (Huesca) para elaborar la propuesta previa de un nuevo programa de colaboración internacional adscrito al programa europeo "Comenius".

    Los profesores, procedentes de las ciudades de Sofía (Bulgaria), Gebze (Turquía), Doncaster (Gran Bretaña) y Campobello di Licata (Italia), trabajarán con colegas del colegio San José de Calasanz de Fraga.

    Los docentes analizará la importancia de los cuentos como herramienta de conocimiento y como primer paso para establecer una "asociación escolar multilateral", que desarrollará un programa bautizado como "Érase una vez un cuento".

    Estos días se elaborará la propuesta que se remitirá a los responsables del programa Comenius, para que decidan si el proyecto resulta de interés y se lleva a cabo, según informan fuentes municipales en un comunicado.

    Al proyecto se podría sumar un centro rumano, de una región que limita con Hungría, donde conviven dos lenguas como en el Bajo Cinca.

    24-11-10 ADN

    Ana María Matute

    Sentada en el sofá de su casa de Barcelona, entre cientos de libros que la rodean surge una casa de muñecas. «Esta es comprada. Antes las hacía yo, pero he perdido pulso», se lamenta Ana María Matute para en seguida guiñar traviesamente un ojo y en tono misterioso y cómplice, añadir, «pero dentro no hay muñecas, yo la lleno de gnomos..., los veo por la calle, los oigo, unos son buenos pero los hay muy malos...». A sus 85 años, esta maga de las letras, que opina que «envejecer no está tan mal» pese a sus 11 visitas al quirófano, sigue siendo embajadora de la infancia y la fantasía tan presentes en su obra.

    -'La puerta de la luna', además de un cuento que da título al libro, era un refugio de la infancia.

    -Íbamos allí de niños. Había unas rocas que parecían castillos, tenían un aire tan mágico… Era un lugar elevado desde donde se veía la casa y se oía perfectamente lo que decían abajo.

    -Iba para estar sola.

    -A los niños les gusta estar solos y crear su mundo, sus fantasías. Si ahora no pudiera estar cada día una o dos horas sola me moriría. Hablarte, pensar sobre tu vida, sobre por qué eres así, es importantísimo. No podría escribir sin esas horas de reflexión.

    -¿El cuarto oscuro en el que la metían de niña era como esa puerta?

    -Síííí. Allí me imaginaba cosas y, ¿sabe lo del terrón de azúcar? Llevaba uno, lo partí en dos y surgió una llama azul, ¡¡¡era maga!!! La infancia es un estado mágico, como la vida.

    -¿Le gustaría hacer una travesura?

    -No. Pero sí hacerme invisible, porque conocería más cosas en profundidad y así podría escribir mejor.

    -No se cansa de repetir que aún lleva dentro la niña que fue.

    -Todos llevamos dentro el niño que fuimos. Muchos no se dan cuenta, yo sí. Mi infancia me marcó mucho.

    -Coincidió con la guerra civil, que está en muchos de sus libros.

    -Tenía 11 años cuando estalló la guerra incivil, como bien dicen algunos. Uff, si tuviera que contar... Yo procuro olvidar lo malo y recordar lo bueno.

    -¿Han cambiado las cosas?

    -Nada. La maldad sigue existiendo, el odio, el ansia de poder, la envidia, tremenda envidia... también el amor y las buenas gentes. Pero mientras el ser humano llore no habremos conseguido gran cosa y aún se derraman muchas lágrimas.

    -Y con la posguerra vino la censura.

    -La censura no la inventó Franco, pero él hizo filigranas. Era detestable, fue una de las épocas más negras de mi vida. Ser escritor es contar cosas y no poder hacerlo es terrible. Luego, como lo pasé muy mal económicamente cuando me casé con mi primer marido y vivía solo de la literatura, que te prohibieran era... Comimos tantas veces gracias a estos cuentos... [señala La puerta de la luna].

    -¿Es una superviviente?

    -La verdad es que sí, he luchado mucho. Soy una pionera, he roto muchos hielos. Me siento orgullosa pero también veo que ya no tengo la fuerza que tenía. Confío mucho en mí. Yo estaba muy segura de que la censura era negativa, de que la mujer estaba muy mal tratada y lo vivía en propia carne, pero sabía que tenía razón y eso da mucha fuerza. Era una época en que la mujer estaba supeditada al hombre. Yo no me dejé. Solo me quejo de que mis padres no me dejaran ir a la universidad. Quería estudiar Filosofía y Letras.

    -Con 19 años presentó su primer manuscrito en la revista Destino y en seguida le publicaron el primer cuento. La vocación venía de antes.

    -Nací siendo escritora. Ya de pequeñita escribía. El libro Cuentos de infancia recoge los que escribí entre los 5 y los 12 años, y con ilustraciones mías. Siempre me ha gustado dibujar.

    -Se los guardó su madre, ¿no?

    -Sí, en una caja de zapatos que me dio cuando me casé. No sabía que los guardaba. Me reveló un aspecto de mi madre que no conocía. No pensaba que tuviera esta devoción por lo que yo escribía. Era una mujer castellana, severa, mi padre era un catalán muy mediterráneo. Cuando la descubrí nos hicimos muy amigas. Pero murió. Esas cosas pasan.

    -La muerte está en su obra. ¿La teme?

    -Me ha inquietado mucho y me sigue inquietando porque cualquier día viene a por mí y me dice cap a casa, ja, ja. Me da miedo no saber si hay algo después. Espero que sí. Y me horroriza la idea de que me entierren viva, ay, ay. Quiero que me quemen. He leído demasiados cuentos de Poe.

    -¿Por qué el cuento en España está poco considerado?

    -Quizá por una política literaria mal llevada. Todos los grandes escritores han escrito cuentos. Aquí se empieza a cambiar de opinión. Es como la literatura infantil, que parece de segunda categoría. En los países nórdicos, el mundo anglosajón o el germánico están muy bien considerados.

    SEnDOlvidado rey Gudú aúna sus experiencias y sus obsesiones.

    -Sí. Es el libro que siempre quise escribir. Mi predilecto. Ahí está la edad media. Me apasiona quizá porque los cuentos de hadas, príncipes y princesas que oía de niña, los de Perrault, Andersen, los Grimm, venían de ahí. Y el bosque… Me escapaba al bosque. Allí tenía tres amigos: un roble grande (el abuelo), el amigo y el otro.

    -¿Qué le emociona?

    -El ser humano. Siempre me ha emocionado, sorprendido e indignado.

    -¿Qué le ilusiona?

    -Vivir. Ver a mi hijo hacerse mayor, y a mi nuera. Y me apasiona la lectura, no puedo vivir sin leer. En cambio la política no me interesa.

    -¿Qué le irrita, molesta, enoja?

    -La injusticia. Y la crueldad. El desprecio por la vida del otro.

    -¿Y qué le hace reír?

    -Muchas cosas. Tengo sentido del humor, me río mucho. La risa alarga la vida y suaviza las enfermedades.

    -¿Qué hay del Premio Cervantes? ¿Cree que por fin se lo darán?

    -No sé, no escribo para que me den premios pero me haría una enorme ilusión. ¡Ojalá! Dicho de forma cursi sería una coronación, un gran premio al trabajo y la vocación de toda una vida. Sería un final muy bonito. Porque pocos años me quedan ya.

    24-11-10 El Periódico


    miércoles, 24 de noviembre de 2010

    viernes, 19 de noviembre de 2010

    Las alas de los cuentos de Ana María Matute


    Ya está a la venta 'La puerta de la luna', un volumen donde se reúne la obra narrativa breve de la dama de las letras españolas

    Ana María Matute dice cosas muy hermosas de los cuentos, del gran género chico transmisor de cultura y de belleza. El cuento. La gran dama de las letras españolas lo ha cultivado profusamente por eso lo puede, por eso lo sabe, calificar y le pone mil adjetivos que casan como un guante a la palabra, al concepto cuento. El cuento vagabundo, el cuento astuto, el cuento mágico. El cuento que se cuela entre las sábanas. El que nos visita de noche. El que sugiere más de lo que dice. El cuento. "He llegado a creer que solamente existen media docena de cuentos. Pero los cuentos son viajeros impenitentes. Las alas de los cuentos van más allá y más rápido de lo que lógicamente pueda creerse". ¿Ven cómo lo dice? Qué hermoso... Ana María Matute así lo explica, según la información que nos facilita la editorial Destino, para dar sentido a La puerta de la luna, un volumen que salió a la venta ayer y donde se reúne la narrativa breve de la escritora.

    El desgarro y la crudeza de Los niños tontos (1956), en las que Matute clava sus pupilas donde nadie quiere mirar; la dureza de El tiempo (1957); su personalísima voz en Tres y un sueño (1961); los retazos de parte de su infancia diseminados en aquel imaginario pueblo de Logroño que recrea Mansilla en Historias de la Artámila (1961); el desolado tránsito de la adolescencia a la edad adulta en Algunos muchachos (1968); la precisión y sencillez de La virgen de Antioquía y otros relatos (1961, 1990)... Todas las piezas que componen cada uno de estos libros forman parte de esta compilación completada por los apuntes A la mitad del camino (1961) y El río (1963).

    "Son los pueblos, las aldeas, los que reciben a los cuentos. Por la noche, suavemente, y en invierno. Son como el viento que se filtra, gimiendo, por las rendijas de las puertas. Que se cuela, hasta los huesos, con un estremecimiento sutil y hondo. Hay, incluso, ciertos cuentos que casi obligan a abrigarse más, a arrebujarse junto al fuego, con las manos escondidas y los ojos cerrados. Los pueblos, digo, los reciben de noche. Desde hace miles de años que llegan a través de las montañas, y duermen en las casas, en los rincones del granero, en el fuego. De paso, como peregrinos. Por eso son los viejos, desvelados y nostálgicos, quienes los cuentan". Así lo dice Ana María Matute. Para echar a volar.

    19-11-10 Diario de Cádiz

    jueves, 18 de noviembre de 2010

    Los Hermanos Grimm, otra visión de su historia


    Los hermanos Grimm se inspiraron en un gran número de historias divertidas, de anécdotas, de fábulas y de “Libros de señales maravillosas”, y finalmente, en las obras literarias de los siglos XVII y XVIII.
    Desde muy pequeño había escuchado la historia de dos hermanos que nacieron en Alemania y dedicaron sus vidas a la recopilación de leyendas antiguas para convertirlas en cuentos dirigidos a los niños.
    Lo que nunca imaginé fue que, por una hermosa casualidad del destino, en uno de mis viajes a Europa en el verano del año 2002 conocería y viviría muy de cerca la verdadera historia de la familia de los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm.
    Kassel, la ciudad donde me alojé invitado por mis amigos Signar Gude e Irma Leinauer, era también el lugar donde nacieron y desarrollaron su obra los hermanos Grimm y mi curiosidad fue mayor cuando supe que el padre de Sigmar fue descendiente directo, en una séptima generación, de una hermana de la señora Dorothea Viehmam (1755, 1815), más conocida como la mujer del sastre, quien contó a Jacobo y Guillermo la mayoría de las historias que luego estos convirtieron en los exitosos Cuentos infantiles y del hogar trascendidos a tantas generaciones por más de 200 años, desde su publicación por primera vez en 1812.
    Después de muchas horas de intercambio con mis amigos, de tomar notas y detalles curiosos, pensé en buscar mayor información para contribuir con la promoción del legado que estos hombres establecieron para las investigaciones, las ciencias literarias y las letras de la Modernidad.
    Así fue que investigando en los orígenes de la familia Grimm descubrí que fueron seis hermanos, cinco varones y una hembra llamada Lotte Grima. Jacob fue el mayor de ellos, nació el 4 de enero de 1785, más tarde vino Wilhelm (Guillermo) en 1786; en los dos años siguientes nacieron Carl Grimm, futuro comerciante y profesor de Lengua y Ferdinand, quien fuera librero y escritor. En el año 1790 vario el menor, Ludwig Emil Grima.
    Uno de los hechos que más me motivaron para escribir sobre estos hombres fue descubrir que los hermanos Grimm, contrariamente a lo que se piensa, nunca recorrieron el campo para recopilar sus cuentos o leyendas, y que sus viajes por misteriosos y olvidados lugares forman parte de otro mito que ha sido tergiversado o adaptado convenientemente a otras culturas, lo que ha generado desconocimiento y desacierto sobre el verdadero esfuerzo y dedicación de estos dos catedráticos de las letras alemanas. Lo cierto es que la parte que corresponde a la “gente de pueblo” en la elaboración de la colección de los Cuentos infantiles y del hogar es mínima.
    El trabajo que desarrollaron fue ante todo fruto de la colaboración de una cincuentena de narradores y narradoras, que procedentes como ellos de capas cultas de la sociedad, muchos de los cuales poseían un buen conocimiento de la lengua y la cultura francesa, es decir, que cada cuento tiene su propia tradición que abarca a menudo varios siglos y muchas veces es complicadísima.
    Jacobo y Guillermo estaban muy conscientes del estrecho parentesco que une a algunos de sus cuentos con la tradición francesa. Por esta razón, no añadían el epíteto Alemán al título Cuentos infantiles y del hogar y más tarde, incluso suprimieron los dos cuentos “Caballero Barba Azul y El gato con botas, porque la influencia del los cuentos de Charles Perrault, Barba Azul y El señor Gato o Gato con Botas era demasiado evidente. Aun así los cuentos de la colección son de una variedad y de una riqueza extraordinaria que tienen también la influencia de diversas fuentes y numerosos cuenteros para no remontarse solamente a los modelos franceses.
    Además, los hermanos Grimm se inspiraron en un gran número de historias divertidas, de anécdotas, de fábulas y de “Libros de señales maravillosas”, y finalmente, en las obras literarias de los siglos XVII y XVIII. El triunfo de los Cuentos infantiles y del hogar se debe en gran medida a la variedad y riqueza de sus historias que mantuvieron intacta la sustancia de la tradición popular y se abstuvieron de introducir elementos individuales que los hicieran irreconocibles. En su tiempo, los cuentos fueron criticados con virulencia desde su publicación, a causa de su “crueldad” y su “amoralismo”, es importante señalar que en sus inicios Jacobo escribió y recogió los cuentos con toda la naturalidad en relación a los términos mas vulgares con que los contaban sus narradores y fue Guillermo quien aportó decisivamente la forma literaria en que hoy se conocen, al purificar un poco los aspectos que tenían que ver con el sexo y la vulgaridad. Pero el éxito de los cuentos no tiene comparación; no es solamente un libro para niños, representa también la primera colección de cuentos populares de tradición oral basada en investigaciones sistemáticas y científicas; sigue teniendo una importancia primordial para la investigación popular moderna.
    Hacia finales de los años 40 del Siglo XIX los hermanos Grimm participaron de manera decisiva en el movimiento de unificación de Alemania.
    Durante varios períodos vivieron, trabajaron y visitaron diferentes ciudades alemanas y europeas, entre ellas podemos mencionar a Kassel, París, Viena, Gotinga y Berlín. En esos sitios fueron nombrados catedráticos y profesores de varias universidades, ocuparon importantes cargos en los asuntos políticos , de gobierno y desarrollando una intensa labor como funcionarios públicos. Fundaron una nueva rama científica llamada “Filología alemana” influenciando con sus investigaciones basadas en un método sistemático e histórico comparativo, a la filología moderna”. Pero la coronación de la obra científica de los hermanos Grimm fue la publicación del Diccionario Alemán aparecido por primera vez en 1854. Esta obra debía abarcar al conjunto del vocabulario del alto alemán moderno de Lucero y Goethe y contribuir a su conservación.
    Guillermo murió en el año de 1859 y en 1863, el 4 de abril, falleció Ludwig, el hermano pintor que acompañó gráficamente la vida de los dos escritores. El mismo año, el 20 de septiembre murió Jacobo, todos en la ciudad de Berlín donde se habían establecido desde 1841.
    Han pasado ocho años luego de mi regreso y de haber tomado los primeros apuntes sobre mis investigaciones a cerca de los hermanos Grim; al leerlas nuevamente he recordado cada momento, todas mis vivencias de aquellos días.
    17-11-10 escambray.cu

    martes, 9 de noviembre de 2010

    Dodecálogo del cuentista

    Andrés Neuman, premio internacional de novela Alfaguara que estuvo en Cochabamba en un encuentro iberoamericano de escritores organizado por el Centro Simón I. Patiño, es autor de dos versiones de consejos para quienes practican el difícil arte de escribir cuentos. El texto se llama "Dodecálogo de un cuentista" y fue originalmente publicado en el libro de cuentos “El último minuto” (Madrid, Espasa–Calpe, 2001, pp. 157–159, y en la Editorial Páginas de Espuma, 2007).
    También figura en “Pequeñas resistencias. Antología del nuevo cuento español” (Páginas de Espuma, Madrid, 2002, pp. 313–314), y ha sido incluido, con correcciones, en el libro de cuentos “Alumbramiento” (Páginas de Espuma, Madrid, 2006, pp. 163–164) junto con otro nuevo dodecálogo.
    Las dos versiones son verdaderos talleres de cuento. Comparados estos consejos con otros formulados por los más grandes cuentistas de todos los tiempos, Neuman gana por más de una cabeza. Por eso los consignamos, para uso de quienes se atreven a quemar sus pestañas en la lumbre estricta y evasiva de este arte narrativo.
    1. Contar un cuento es saber guardar un secreto.
    2. Aunque hablen en pretérito, los cuentos suceden siempre "ahora". No hay tiempo para más ni falta que hace.
    3. El excesivo desarrollo de la acción es la anemia del cuento, o su muerte por asfixia.
    4. En las primeras líneas un cuento se juega la vida; en las últimas líneas, la resurrección. En cuanto al título, paradójicamente, si es demasiado brillante se olvida pronto.
    5. Los personajes no se presentan: actúan.
    6. La atmósfera puede ser lo más memorable del argumento. La mirada, el personaje principal.
    7. El lirismo contenido produce magia. El lirismo sin frenos, trucos.
    8. La voz del narrador tiene tanta importancia que no debe escucharse demasiado.
    9. Corregir: reducir.
    10. El talento es el ritmo. Los problemas más sutiles empiezan en la puntuación.
    11. En el cuento, un minuto puede ser eterno y la eternidad caber en un minuto.
    12. Narrar es seducir: jamás satisfagas del todo la curiosidad del lector.
    He aquí el "Nuevo Dodecálogo de un cuentista":
    1. Si no emociona, no cuenta.
    2. La brevedad no es un fenómeno de escalas. La brevedad requiere sus propias estructuras.
    3. En la extraña casa del cuento los detalles son los pilares y el asunto principal, el tejado.
    4. Lo bello ha de ser preciso como lo preciso ha de ser bello. Adjetivos: semillas del cuentista.
    5. Unidad de efecto no significa que todos los elementos del relato deban converger en el mismo punto. Distraer: organizar la atención.
    6. Anillo afortunado: a quien escribe cuentos le ocurren cosas, a quien le ocurren cosas escribe cuentos.
    7. Los personajes aparecen en el cuento como por casualidad, pasan de largo y siguen viviendo.
    8. Nada más trivial, narrativamente hablando, que un diálogo demasiado trascendente.
    9. Los buenos argumentos jamás pierden tiempo argumentando.
    10. Adentrarse en lo exterior. Las descripciones no son desvíos, sino atajos.
    11. Un cuento sabe cuándo finaliza y se encarga de manifestarlo. Suele terminar antes, mucho antes que la vanidad del narrador.
    12. Un decálogo no es ejemplar ni necesariamente transferible. Un dodecálogo, muchísimo menos

    Por Ramón Rocha Monroy - Columnista - 28/10/2010