domingo, 9 de mayo de 2010

Lo que ocultan los cuentos infantiles...

Una escena de canibalismo en la que Caperucita roja y el lobo dan buena cuenta de los restos de la
abuela, el destino fatal de las hermanastras de Cenicienta o la pasión por la carne infantil de uno
de los personajes de 'La Bella durmiente' son algunos de los secretos que esconden los cuentos
de hadas más populares.

En la introducción a su célebre Psicoanálisis de los cuentos de hadas, Bruno Bettelheim afirma que este tipo de narraciones transmiten a los niños que ‘la lucha contra las serias dificultades de la vida es inevitable, es parte intrínseca de la existencia humana’. Los cuentos tradicionales, que no son exclusivos del ámbito europeo y cuyo origen en ocasiones se remonta a épocas anteriores a la aparición de la escritura, han sido (y siguen siendo) vehículo de transmisión de conocimiento y modelos de conducta.

Con el paso del tiempo y en la medida en que algunas corrientes pedagógicas pusieron en duda su valor educativo, estos relatos se han ido dulcificando. Pero la eliminación de los elementos más crueles y sangrientos y las variaciones llevadas a cabo a lo largo de los siglos por los diferentes autores ( Charles Perrault en el siglo XVII y los hermanos Grimm en el XIX son los más conocidos) no han logrado reducir el fuerte contenido simbólico de unos relatos que, hoy en día, todavía nos ofrecen la oportunidad de desentrañar numerosos secretos.

Blancanieves y los siete enanitos
Blancanieves y los siete enanitos es uno de los cuentos más populares, sobre todo en la versión de los hermanos Grimm y en la adaptación cinematográfica realizada por Walt Disney en 1937. Las diferentes versiones del relato mantienen elementos como el espejo mágico o personajes como los siete enanitos, que en una variante albanesa son sustituidos por cuarenta dragones.
En Blancanieves encontramos a una malvada madrastra obsesionada por la belleza que no duda en pedir a un cazador que arranque el corazón, los pulmones y el hígado de nuestra nívea heroína. El padre vuelve a ser una figura ausente que no se implica en el destino de su hija, obligada a exiliarse para salvar su codiciado pellejo. El número de enanitos tiene un significado místico y la simbología de la manzana se remonta al pecado original de Adán y Eva. Existe un epílogo al beso del príncipe azul en el que, mientras se celebra la boda, la madrastra acude a la
ceremonia sin revelar su identidad y es desenmascarada por la propia Blancanieves. Como castigo a sus fechorías, la reina malvada es obligada a bailar con unos zapatos de hierro al rojo vivo.

Muchos de los cuentos más populares giran en torno a la necesidad que tienen los héroes y heroínas protagonistas de superar una serie de obstáculos que les permitirán alcanzar la madurez vital. Expulsados del hogar familiar –territorio de la seguridad y la inocencia-, los personajes son obligados a enfrentarse a sus problemas con valentía.
En el camino se hallarán con madrastras malvadas, brujas y lobos feroces con los que tendrán que lidiar gracias a su –recién descubierta- astucia. El espacio donde se encontrarán a sí mismos es ese bosque en el que, junto a peligros desconocidos, habitan criaturas animales que les ayudarán en su cometido; la naturaleza les ofrecerá un conocimiento intuitivo en el que apoyarse.
En ese proceso obligado de transformación hacia la madurez, el niño conocerá a través de los cuentos, los aspectos más duros de la vida. Gracias a unas historias en las que abundan el abandono por falta de recursos, el asesinato o incluso el intento de parricidio, los niños se darán cuenta, de manera inconsciente, y siempre dentro de un ámbito de seguridad en el que los buenos vencen y los malos son castigados, de que la vida es más dura de lo que imaginan. Y gracias a la fórmula 'Érase una vez…', los niños sabrán que la historia que se le está contando es inmortal y puede repetirse por los siglos de los siglos.

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