lunes, 5 de diciembre de 2011

Cuento ministerial


Recordaba Ana María Matute cuántos relatos infantiles había escrito tecleando una vieja Hispano Olivetti al tiempo que mantenía a su hijo sentado en su regazo. Hay una foto, hermosísima, de ello, que sigue siendo toda una declaración de principios.

La escritora podía trabajar a duras penas con su hijo "a cuestas" mientras creaba personajes fantásticos. Dicen los estudios que, actualmente, la presencia laboral femenina ya no es una opción, "o trabajas o trabajas". ¿Se ha reflejado eso en la literatura infantil y juvenil? ¿Cómo son "las madres de cuento" hoy?

La ministra de Cultura, ÁngelesGonzález-Sinde, ha publicado una novela infantil donde sigue dando vida a Rosanda, su personaje preferido, una singular niña de siete años. De hecho, en el primer libro de cuentos de la ministra - Rosanda y el arte de birli birloque-con el que debutó como escritora infantil y que recibió en el año 2006 el premio Edebé, "la madre" del cuento es una ajetreada profesional que se reparte entre el trabajo, la casa y las dudas de cómo educar a su hija, ahora que se ha separado. Siempre en clave de humor: "Su madre no se relajaba nunca porque decía que relajarse la ponía nerviosa".

En aquella primera entrega la madre de Rosanda llega a tal nivel de estrés que en lugar de enviar la carta a los Reyes de su hija, envía la lista del supermercado... "No me importa, mami... - le dice resignada-no importa que los Reyes me traigan jamón de York y café y suavizante".

"Para ser efectiva y cautivar al lector la literatura infantil y juvenil tiene que ser capaz de reproducir el mundo en el que ese lector vive. Si ha cambiado el papel de las mujeres en nuestra sociedad, también han cambiado los personajes femeninos en obras contemporáneas", explica González-Sinde a La Vanguardia.

Pero hay que tener cuidado, advierte. "Eso no significa que yo sea partidaria de la corrección política ni mucho menos de enmendar la plana o modificar cuentos tradicionales. Me gustan tal cual son. El significado de muchos cuentos e ilustraciones es mucho más profundo que la mera apariencia".

La madre del cuento de la - todavía-ministra ya no sigue el clásico prototipo de las madres de relatos. En su vida cotidiana, en su vida real - que no literaria-ÁngelesGonzález-Sinde sabe bien lo que es estar al cargo de sus dos hijas, Estrella y Valentina, más los dos hijos de su compañero, todos menores de edad. Es lógico, pues - concluye-que también en la literatura los roles se inviertan.

En su último relato - Rosanda y el ángel-recién publicado por Edebé arranca con su niña entrando al supermercado. "Corre rápido hacia las cajas pero, para cuando llega... su padre ya está al otro lado de las puertas cerradas, cargando el coche ¡Va a pasar la noche en el hipermercado!". Hace unas décadas, ¿la hubieran ubicado allí con su padre o, con más probabilidad, con su madre?

"Los cuentos transmiten roles, te dan permiso para sentir, para temer o vencer tus miedos o para desear lo prohibido. Legitiman las intuiciones de los niños y, de algún modo, les dan cauces", explica la ministra aunque reconoce ser "poco partidaria de domesticar a niños mediante la literatura. Más bien creo que debe ayudarles a soñar y ser libres. Los cuentos deben permitir soñar a las niñas con ser cualquier cosa que deseen, sin etiquetas ni prejuicios". Repite esta mujer, que también fue guionista, la máxima de David Grossman por la que la literatura no puede cambiar la realidad... pero puede evitar que la realidad te cambie a ti.

MAITE CARRANZA Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2011

Publicado en La Vanguardia 3 de diciembre de 2011

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